Los folclóricos también lloran

ALMUDENA SANZ
-

La suspensión del 44 Festival Internacional de Folclore deja a las más de cien de personas que se vuelcan en su organización con la lágrima al borde de los ojos, pero convencidas de que es la mejor decisión para preservar la salud de participantes

Parte de los organizadores del Festival, en la plaza de San Juan. - Foto: Luis López Araico

Los nervios del estreno, la emoción de sumar un año más, la ilusión por el reencuentro, la alegría por ver un año más la plaza abarrotada, el temor a algún imprevisto de última hora, la incertidumbre ante las condiciones climatológicas... Todos estos sentimientos suelen envolver a la primera jornada del Festival Internacional de Folclore. Las más de cien personas que suman esfuerzos para que esta cita salga adelante pasan por ellos en algún momento. Este año, no. Este verano han dado paso a la pena por observar San Juan vacía, al dolor por dejar a los burgaleses sin espectáculo, al fastidio por no poder viajar a rincones exóticos o familiares a través de sus bailes y músicas... Pero también el convencimiento de que la decisión de suspender la edición 44, que se iba a celebrar del 13 al 18 de julio, ha sido la correcta.

«Es acertadísima. Ni podemos garantizar la salud del público, ni de los colaboradores ni de los participantes, aparte de que casi ningún grupo habría podido venir», expone la presidenta del Comité de Folclore, Regina Peñacoba, presentadora del espectáculo desde hace años, y completa el secretario, Miguel Alonso, que de las formaciones que ya tenían confirmadas, la mayoría no hubiera podido entrar en España. Solo tendrían permiso Georgia y Ronda (Málaga).