Enresa aplicará a Garoña lo aprendido en Zorita

A.Castellanos
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En el ATI tobalinés se almacenará el combustible gastado pero también los internos del reactor con mayor actividad radioactiva, como ha sucedido en Zorita

Enresa aplicará a Garoña lo aprendido en Zorita - Foto: Alberto Rodrigo

Las centrales nucleares José Cabrera, conocida como Zorita,  y Santa María de Garoña entraron en funcionamiento con muy pocos años de diferencia, la primera en 1968 y la segunda, en 1971. Ambas se ha convertido, tras el incendio que obligó a cerrar Vandellós I de forma prematura, en las primeras centrales clausuradas tras una larga operación de sus reactores, la primera en 2006 y la segunda en 2017. En Zorita ya «se ha eliminado la radioactividad existente en la instalación al 99%», como explica el director de su desmantelamiento, el técnico de la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa) Manuel Ondaro. A mediados de este año está previsto comenzar las demoliciones de todos los edificios, una vez que solo quede material convencional sin rastro de radioactividad. Ondaro afirma que «las lecciones aprendidas en estos diez años en Zorita se trasladarán a Garoña».

En el Valle de Tobalina, Nuclenor avanza en tareas previas al desmantelamiento, pero cómo  y cuando ejecutará Enresa su desmantelamiento aún se desconoce. La empresa pública sacó en octubre a concurso por 11,3 millones de euros  la redacción de los proyectos de ingeniería que una empresa deberá realizar durante cinco años hasta completar el Plan de Desmantelamiento de Garoña. Aún no se ha adjudicado.

En la central burgalesa se han retrasado muchos trabajos que, en el caso de Zorita, Enresa comenzó a realizar incluso años antes de su cierre, dado que estaba anunciado por el gobierno y aceptado por la empresa operadora (antes Gas Natural Fenosa, ahora Naturgy). Enresa entró a trabajar en la central alcarreña, cuando su Plan de Desmantelamiento fue  autorizado por el Gobierno, además de contar con la aprobación del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Pero DB ha podido saber que en el caso de Garoña, «Enresa, el Ministerio para la Transición Ecológica y el CSN están discutiendo la estrategia para minimizar los tiempos».

En la central de Guadalajara los trabajos «más complejos desde el punto de vista radiológico y por el tamaño de sus piezas», como explica Manuel Ondaro, se realizaron en 2012 y 2013. Fueron el desmontaje y segmentación del reactor, la vasija, los internos del reactor, el generador de vapor o el presionador. Los trabajos de corte de estos grandes componentes se hicieron bajo agua para evitar la dispersión de material contaminado por la radioactividad y que ello afectara a los trabajadores, lo que obligó a inundar grandes espacios del edificio de contención de Zorita. Abuen seguro esta técnica, más cara pero más segura, se exportará al desmantelamiento de Garoña.

bajo el agua. Mucho antes de llegar a este punto, la propietaria de Zorita hubo de guardar sus 377 elementos combustibles irradiados en doce contenedores, que se fueron llenando sumergidos siempre bajo el efecto aislante del agua. Después se trasladaron al Almacén Temporal Individualizado (ATI) construido en su exterior. En Garoña, aún no se conoce el número de contenedores que hará falta para almacenar los 2.505 elementos combustibles que se refrigeran en la piscina. Enresa está a punto de sacar a concurso la fabricación y compra de estos contenedores y desde la empresa señalan que «el licitador propondrá la solución más óptima para almacenar los elementos combustibles», es decir, planteará cuántos contenedores serán necesarios. Los primeros cálculos sitúan el número en un mínimo de 50.

En el ATI de Zorita, junto a los doce contenedores que custodian el combustible, hay otros cuatro, en los que se blindan los elementos internos del reactor que por su actividad radioactiva no se pueden depositar en el Almacén Nuclear de El Cabril (Córdoba), donde solo tienen cabida los residuos de media y baja y los de muy baja actividad. Muy previsiblemente, en el ATI de Garoña quedarán contenedores con los materiales internos de su reactor de mayor actividad radioactiva. En Enresa no concretan, «el número de contenedores dependerá de la ejecución de los trabajos de desmantelamiento y de sus capacidades».