"Los árboles se mueren de viejos y han de estar cuidados"

A.C.
-

ENTREVISTA | Gerente con su hermano de Maderas García Varona, dirige a 80 empleados en Santelices, Villarcayo y Parballón y ha lanzado la empresa al mercado mundial. Desde hace pocas semanas es la cara visible del sector de la madera a nivel nacional

Almudena García López acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera (AEIM), de la que antes fue vicepresidenta durante cuatro años. - Foto: DB

Con 50 años, acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera (AEIM) tras cuatro años en la vicepresidencia. Dirige un colectivo nacido en 1957 y que reúne a 115 importantes empresas de todo el país. Quiere devolver a la sociedad parte de lo que recibe y se siente orgullosa del lugar que ocupa, al haber roto la tendencia en un sector muy masculinizado. Es la primera mujer que preside AEIM en su historia.

¿Qué le ha llevado a dirigir el proyecto de AEIM?

Participo en varias asociaciones, porque tanto mi hermano como yo tenemos la sensación de que tenemos que aportar a la sociedad y una forma de aportar es dedicar nuestro tiempo y conocimientos a mantener el sector, apoyarnos y ayudarnos. Esta es nuestra contribución a la sociedad. AEIM es una de las asociación más activas y con más impulso del sector. Estamos vinculados y hermanados con otros socios en Europa y tenemos mucho contacto internacional. Estoy muy orgullosa, porque me acompaña un equipo muy potente, con muchísima ilusión por nuestro sector. Además, han entrado dos chicas en la directiva, en la que antes solo estaba yo, como vicepresidenta desde hace cuatro años.

¿Cree que ha roto un techo de cristal y está comenzando a feminizar el sector?

Este hecho se debe a que cada vez hay más mujeres en puestos de responsabilidad y se van uniendo. Dentro del sector de la madera hay mucha empresa familiar y en ella se apoya mucho el relevo generacional. Siempre ha sido un mundo masculino, es un mundo complicado, porque la presencia masculina es muy amplia, pero poquito a poco las mujeres vamos encontrando nuestro hueco y vamos estando en puestos de dirección. Para mi es un orgullo y un proyecto muy ilusionante.

¿Como está afectando el coronavirus al sector maderero?

La situación afecta a todo el mundo. Nosotros trabajamos el área de la construcción y el hábitat y en el campo de la vivienda, esta creciendo la venta de madera. Pero el canal contract, de reforma de instalaciones de uso colectivo, como hoteles o comercios, está parado y para una buena temporada. Creo que, en general, va a haber pocos sectores que no resulten afectados. Cuando hay este desorden, esta inseguridad e incertidumbre, no termina de ser buen año para nadie y cuesta sacar rentabilidad, aunque en nuestro sector no nos quejamos.

¿Como nueva presidenta de AEIM apostará por la digitalización del sector?

Si. Es prioritario. Para quienes estamos en el sector primario siempre es más difícil llegar a la digitalización, pero se está notando y se está implantando. El mundo del tablero o el del mueble, en cambio, está muy avanzado, pero hay otros apartados en los que queda mucho desarrollo. De forma general, estamos en los inicios. Nuestra industria tiene que avanzar hacia la digitalización.

¿Cómo trabajará desde AEIM contra el rechazo a cortar árboles?

En la asociación es una de nuestras prioridades conseguir comunicar la realidad de la situación forestal en Europa, pero especialmente en España. Ahora mismo hay una gestión forestal diseñada de forma muy eficiente por equipos de ingenieros de montes de las administraciones, que son los primeros partidarios en que hay que cortar árboles en los bosques , porque el bosque no deja de ser un cultivo. Todo el mundo tiene claro que las cosechas hay que cortarlas, pero no que los bosques tienen un ciclo de vida y, si no se cortan árboles, es perjudicial. Además, dejar bosques viejos impide que los árboles capten más dióxido de carbono, porque cuando más lo hacen es durante el proceso de crecimiento. Es un claro error. Es uno de nuestros objetivos hacer entender a la sociedad un mensaje como el de Eduardo Rojas, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Valencia, que dice que salvar los árboles es tan absurdo como salvar las lechugas. No tiene ningún sentido. Ahora mismo consumir productos de madera es cuidar del planeta y del medio ambiente, porque es un material renovable y no finito, como el plástico.

¿En España somos privilegiados en superficie forestal?

Burgos es un gran ejemplo por su superficie forestal. La de España se ha doblado desde el primer inventario forestal de 1970. Somos el segundo país en superficie forestal en Europa, detrás de Noruega, pero eso no llega a los ciudadanos. Es un trabajo oculto que han realizado las administraciones y los ingenieros forestales, a quienes no se reconoce su labor y, encima, se cuestiona. Son situaciones muy inverosímiles. Creo que hay que apoyar a la ciencia y los científicos, en este caso, son los ingenieros de montes o forestales, que dicen que hay que cortar la madera y es a quienes tenemos que creer.

¿El problema es de toda Europa o solo de España?

En España y en Europa, el bosque produce mucha más madera de la que se consume. El problema es generalizado. Hay especies con muchísima presión de consumo, como son las coníferas o el roble, pero otras, como el haya, el abedul, el cerezo, que se han usado toda la vida y que ahora no tienen consumo y se encuentran en los bosques. Un árbol tiene un ciclo de vida, unos años en los que crece, se mantiene y luego lo único que está haciendo es morir en el bosque y eso no tiene ningún sentido, porque impide crecer a otros. A la madera se la ha sustituido por precio, no por calidad, porque había productos más baratos, como el plástico, pero con un coste medioambiental altísimo. El ejemplo son las bolsas de plástico que se están retirando. Con las de papel no estamos acabando con el planeta, porque los bosques se regeneran y el ciclo de carbono es eterno.

¿Se está aprovechando el potencial económico de la madera?

La zona de la Sierra de la Demanda es increíble lo bien gestionada y cuidada que está. Ha sido Bosque Ejemplar, pero aún así no se le da tanta importancia al consumo de madera como se le debería de dar. Galicia es un claro ejemplo e una política de cuidado y apoyo forestal increíble. A Castilla y León le queda todavía por desarrollar esta política. Tiene un potencial económico forestal importante que no se valora. En el horizonte 2020 de Europa estaba previsto el cambio a las energías renovables y se ha conseguido. En el horizonte 2030, hay muchas medidas orientadas al tema forestal o a la población rural y es una oportunidad para Castilla y León y Burgos.

¿La explotación forestal puede ayudar a frenar la despoblación?

Castilla y León tiene muy bien cuidados los bosques y eso es una oportunidad que otros territorios no tienen, porque la madera no se da en todos los sitios. Tenemos un gran potencial forestal gracias a una climatología adecuada, una posibilidad que no tienen en otras zonas, un gran potencial de riqueza económica y para combatir la despoblación.

¿Cómo va a convencer de que los bosques son una fuente de riqueza renovable que se ha de explotar?

Es lo que desde AEIM intentamos comunicar y hacer llegar a las instituciones y organismos oficiales, tratándoles de hacer ver el potencial que tiene España como productora y consumidora de madera y como las cifras de importación de madera podrían ser de autoconsumo. También tratamos de hacer llegar al consumidor final las ventajas medioambientales que tiene consumir madera, como por ejemplo el pellet para generar energía calorífica a precios más baratos y, además cuidando el planeta. El consumidor de pellet está ayudando a que los bosques estén limpios y más libres de incendios. Tenemos mucho que hacer, pero estamos ilusionados.

Muchos ciudadanos creen que talar árboles destroza los bosques.

Eso es una realidad. Tu entras en un bosque a cortar madera y eso es una intromisión. Pero yo pediría un voto de confianza, porque, a veces, hay un exceso de proteccionismo con buena intención, pero mal entendido. Invitaría a los ciudadanos a que vean un bosque cuando intervenimos, cuando entramos a cortar árboles, y a que vuelvan al cabo de dos o tres años. Verán que la naturaleza lo vuelve a dejar todo en su sitio y no queda ni rastro de que allí hubo una máquina. Pido ese voto de confianza y se verá que todo está ordenado y supervisado por un equipo de guardas superproteccionistas que nos lo dejan hacer. La diferencia entre un bosque intervenido y otro que no tiene cortas es evidente. El último está abandonado, con gran riesgo de incendios, con árboles caídos en el suelo por su edad. Los árboles se mueren de viejos y tienen que estar cuidados. Nadie se echa las manos a la cabeza cuando se corta cebada o maíz. Pues con los árboles ha de pasar lo mismo y el tiempo lo demuestra.

España, por otro lado, suma una gran cantidad de parques naturales protegidos.

España es uno de los países con más kilómetros de parques naturales. En ellos solo se puede cortar madera por motivos medioambientales, no económicos. En Francia, Alemania y los países nórdicos eso lo tienen muy claro, saben que los bosques son generadores de riqueza y tienen muy pocos parque protegidos. Somos los españoles los que aumentamos la superficie de parques y luego nos quejamos de que carecemos de ingresos y no tenemos el nivel económico de otros países. En mi opinión, también se debería de intervenir en los parques naturales. Los árboles viejos sufren enfermedades, son atacados por bacterias e impiden que crezcan árboles nuevos y ese no es un ciclo adecuado. Los árboles sanos tratan de subir para alcanzar la luz y hacer mejor la fotosíntesis. Si dos árboles están muy juntos, echan ramas el uno contra el otro para matarse. Lo cierto es que los árboles se atacan. Los dominantes luchan por su supervivencia. De ahí la necesidad de hacer entresacas.