Empieza el estudio de los restos óseos del dolmen de Reinoso

DB
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Este miércoles arranca una nueva campaña de excavaciones con el objetivo de hallar datos sobre las prácticas funerarias realizadas en el lugar

En busca de nuevos datos sobre las prácticas funerarias que se practicaron en el dolmen de 'El Pendón'. - Foto: S.F.L.

El equipo científico dirigido por el catedrático de Prehistoria y responsable del Instituto de Promoción Cultural Arcadia de la Universidad de Valladolid (UVa), Manuel Rojo Guerra, iniciará este miércoles una nueva campaña de exploración arqueológica en el dolmen de ‘El Pendón’, ubicado en la localidad burgalesa de Reinoso. Los trabajos se extenderán hasta el próximo 30 de agosto, con la colaboración y financiación del Ayuntamiento de Reinoso, la Diputación de Burgos y la Junta de Castilla y León.

En la presente campaña, los investigadores tratarán de completar la excavación del primer nivel de osario, documentando detalladamente todas las evidencias de posibles manipulaciones esqueléticas y otras prácticas rito-funerarias, así como las pautas de acceso al sepulcro por sexo y edad. Se intentará además precisar cronológicamente la fase de construcción del dolmen, así como delimitar y excavar su trazado original, entre otros aspectos.

Al margen de los objetivos estrictamente arqueológicos, el equipo quiere afianzar la puesta en valor, promoción y divulgación del dolmen de ‘El Pendón’, con el fin último de transmitir el significado y la relevancia histórica y patrimonial de este monumento y consolidarlo como seña identitaria del municipio de Reinoso.

Para ello, y con el apoyo de la Fundación 3CIN -entidad especializada en la comunicación de la I+D+i-, ha puesto en marcha una campaña de difusión online del dolmen, a través de la recientemente creada web del Instituto de Promoción Cultural Arcadia (www.arcadia.uva.es) y de las redes sociales Facebook, Twitter y Youtube.

A lo largo de la campaña de excavaciones el equipo narrará sus avances y sus vivencias en un blog y contará su día a día en las redes sociales con el hashtag #DiarioDelDolmen para hacer partícipe del proyecto a toda la sociedad, en una innovadora iniciativa de divulgación digital del patrimonio, según indicaron.

El dolmen ‘El Pendón’ es uno de los escasos monumentos megalíticos documentados en la comarca de La Bureba y el único que ha sido objeto, hasta el momento, de una excavación arqueológica. Las distintas campañas de excavación llevadas a cabo desde 2016 por el equipo de la UVa han proporcionado importantes hallazgos, no solo de carácter material y estructural, sino también en relación al tipo de prácticas rituales funerarias que las poblaciones llevaron a cabo en estos lugares.

Toda esta información ha permitido reconstruir parcialmente la compleja biografía de este dolmen que originalmente debía tener unos 25 metros de diámetro y cerca de tres de altura. Su devenir temporal engloba dos momentos principales de utilización: un primero de cronología neolítica, que se corresponde con la fase de construcción y primeros usos funerarios del sepulcro; y un segundo ya a inicios del periodo calcolítico, en el que se ha documentado un complejo proceso de remodelación y clausura que tuvo como resultado la completa transformación del monumento, tanto en su faceta arquitectónica como su funcionalidad y significación socio-cultural.

Prácticas rito-funerarias. El equipo ha podido documentar diferentes prácticas rito-funerarias que allí se llevaron a cabo. Por ejemplo, según recordaron fuentes del Instituto de Promoción Cultural Arcadia de la UVa, se han identificado distintos eventos de sellados pétreos, el desmantelamiento de parte de la estructura interna, diversas manipulaciones y actos de selección esquelética, posibles prácticas de amortización de recipientes cerámicos, distintos agrupamientos y reordenamientos intencionales de huesos humanos o la quema intencionada post-mortem de algunos cráneos y restos óseos.

Los datos avalan la riqueza de este dolmen tanto en términos cuantitativos como cualitativos: el número de cráneos localizados supera ya el medio centenar y el total de restos humanos alcanza la sorprendente cifra de 12.000, teniendo en cuenta que aún falta por excavar parte del osario. Hasta el momento, ha podido documentarse restos de 65 individuos.

En este sentido, el buen estado de conservación del conjunto óseo ha permitido al equipo recuperar ciertas partes esqueléticas que normalmente no se conservan o aparecen completamente deterioradas –como varios huesos hioides, cartílagos tiroides osificados propios de personas de avanzada edad y huesos del oído como el martillo, yunque y estribo-, así como identificar simplemente ‘de visu’ diversas patologías. Es el caso del cráneo de una mujer mayor –de alrededor de 50 años- que presenta dos perforaciones en las mastoides y que pudo ser intervenida para solucionar problemas de otitis en el oído medio (colesteatoma).

Por otro lado, un rasgo singular de este megalito es la abundancia de restos pertenecientes a individuos infantiles y juveniles, ya que estos grupos de edad suelen presentar una baja representatividad en este tipo de contextos funerarios. Por su parte, el conjunto material recuperado en este yacimiento es muy significativo, con elementos que destacan su singularidad y excepcionalidad, como una importante colección de puntas de flecha, elementos de adorno como cuentas de collar en distintas materias primas o colgantes realizados sobre colmillos de jabalí perforados, algunas cerámicas decoradas, láminas y microlitos geométricos sobre sílex.