Al igual que los hoteles de la ciudad, el cámping municipal de Fuentes Blancas se vio obligado a cerrar en marzo cuando se decretó el estado de alarma por el coronavirus. Las instalaciones, gestionadas por la empresa Arasti Barca, reabrieron sus puertas hace 15 días pero la respuesta de los turistas está siendo desoladora y con apenas un 3% de ocupación diaria.
Aunque estos lugares pueden ser una buena apuesta para pasar las vacaciones al estar en plena naturaleza y en un entorno tranquilo y seguro por la implantación de nuevas medidas de seguridad, la respuesta no está siendo buena. La adjudicataria ha aprovechado estos meses de parón para hacer labores de mantenimiento en las instalaciones y el día 22 de junio decidió reabrir sus puertas, una vez que se permitió la movilidad entre las provincias.
Sin embargo, la media de campistas ha sido de 7 personas al día, algunas jornadas el máximo alcanzado ha llegado a 10 cuando hay disponibles 300 parcelas, incluidos en ellas 29 bungalós. «Está siendo un inicio de temporada muy malo, dado que el 55% de nuestros clientes que llegan en autocaravana son extranjeros, especialmente ingleses, alemanes y holandeses. Sin embargo, no están acudiendo y el cliente español llega a cuentagotas», indicó el director de las instalaciones, Jorge Arasti.
El cámping de Fuentes Blancas ha adoptado todas las medidas de seguridad frente a la pandemia como el uso de la mascarilla por parte de todos sus trabajadores, la desinfección de los bloques sanitarios más de seis veces al día y el control de la afluencia de los campistas a los baños para evitar que se supere el 75% de su ocupación.
Arasti lamenta que algunos turistas que viajan en autocaravana aparquen en cualquier parte de la ciudad, ni tan siquiera en el área situada junto a Alcampo. «Estas personas no están cumpliendo con las medidas de seguridad ni están haciendo gasto, de modo que la economía de la ciudad no se beneficia de ese turista».
En su opinión, sería necesario regular su estacionamiento dada la situación sanitaria y prevenir la aparición de rebrotes.
Los gestores del cámping confían en que a partir del 15 de julio la situación remonte al menos hasta mediados de agosto aunque será complicado colgar el cartel de completo. «Estamos viendo que se producen reservas de última hora debido a la incertidumbre pero nada comparado con el año pasado», añadió Arasti, al tiempo que reconoció que 2020 será «muy malo» para este tipo de turismo.
Apertura de la piscina. Espera que la piscina con la que cuenta el cámping, que abrirá el 15 de julio, sea un atractivo más para animar a practicar esta modalidad de turismo al menos durante lo que queda de mes y agosto, dado que septiembre es un mes en el que hay más movimiento de extranjeros que de nacionales. «Otros años la abríamos el 15 de junio pero este año hemos esperado un mes y se cerrará el 15 de septiembre».
Al parecer, la situación en el resto de los camping de la Comunidad e, incluso, de otras comunidades costeras está siendo similar.