La ilusión se vende

ALMUDENA SANZ
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Miguel Sevilla diseña, crea y comercializa sus propios juegos de magia con un curso de formación incluido que presenta a sus colegas en el Campeonato Europeo de Magia de Manresa hasta el domingo

Miguel Sevilla sujeta en una mano los billetes de 20 euros protagonistas de su juego ‘Money Me’, el niño de sus ojos, y con la otra, material en el que presenta ‘Gift Me’, otro de sus productos. - Foto: Valdivielso

Dibujar ojos como platos, levantar ohhhh de asombro y pasmar al respetable es el objetivo de un mago cuando se pone en acción. Alcanzar esta meta es difícil, mucho, y, paradójicamente, no se consigue por arte de magia. Habilidades personales al margen, requiere de trucos, objetos, apoyos, triquiñuelas, de, en definitiva, un producto. Y esto es lo que ofrece Miguel Sevilla. El ilusionista burgalés idea, diseña, crea y comercializa sus propios juegos de magia. Su oferta aún es corta, pero su cabeza bulle. Con ella se encuentra en el Campeonato Europeo de Magia de Manresa, FISM -EU 2021, que se celebra en la localidad barcelonesa hasta el domingo, con la ilusión de mostrar sus propuestas a colegas de todo el viejo continente. El niño de sus ojos se llama Money Me y, para alegría, susto o estupefacción, el quid de su cuestión es que multiplica billetes de 20 euros. Con trampa y con cartón. 

Todo arrancó hace años, durante un viaje de interraíl con el músico Daniel Guantes, gran compañero de fatigas y ayudante en la promoción. Empezó cambiando papeles por billetes. Luego la bombillita se iluminó más y pensó que además podían multiplicarse. «Pero eso no estaba en el mercado e inventé un aparatillo para conseguirlo. ¡Ya tenía un juego de magia! Se lo enseñé a algunos magos, les moló mucho, porque realmente era una sorpresa final, no solo se pintan, sino que con unos golpecitos empiezan a aparecer más y más billetes». 

Esta buena respuesta entre los profesionales hizo brillar más la bombillita y pensó que podría venderlo. Su sueño ya es una realidad. 

Pero Sevilla tiene alma de ilusionista, no de alto ejecutivo ni de vendedor de crecepelos, y se planteó la comercialización acompañada de un curso de formación intenso y exhaustivo con todas las posibilidades, versiones, historia o expertos en la multiplicación de los billetes (o lo que sea en cada caso). 

Money Me incluye todos los objetos para conseguir el efecto y un código QR para descargarse el curso en un vídeo con más de una hora de información con casi toda la magia que existe de cambio de billetes. «Ese contenido es lo verdaderamente importante. Comprar solo el juego no sirve. Sin las instrucciones es imposible. Y luego hay que estudiarlo a fondo, poco a poco. Como a todo en magia, hay que ponerle cariño», anota y matiza que está pensado para la escena. 

Esta ilusión tiene precio. Todo el producto cuesta 50 euros, 35 euros en oferta. De momento, le acompaña el éxito. Cada vez que celebra conferencias o espectáculos, se los quitan de las manos, pero será la primera vez que lo lleve a un congreso. «Todo esto es nuevo para mí», aclara al tiempo que observa que sí hay mercado. «Está por explorar, pero tiene mucho potencial. Ya solo con los magos que hay en España, porque esto no es para gente de a pie, sino para quien lo va a usar en espectáculos, que seremos unos 5.000...». 

Competencia tiene poca. Minoría son los que se dedican a crear juegos, según los cálculos de Sevilla por las tiendas que suelen participar en estas citas. Unas 10-12 en los congresos medianos como el de Manresa y unas 60-70 en los campeonatos mundiales. 

Aunque Money Me es el producto estrella, tiene otros como Gift Me, que juega con sobres, regalos e ilusión y es muy versátil; Top it me, un acople para la americana que permite hacer y desaparecer, romper y recomponer..., que ya existía pero él ha trabajado durante tres meses con una costurera para perfeccionarlo; Imagine Me, aún en fabricación, que va lanzado al estrellato, que buscará confundir al espectador con naipes de una baraja española y otra de póker... 

«No sale rentable, no puedes vivir de ello ni mucho menos, pero con el tiempo ojalá sea una manera de tener ingresos», remarca el mago que sigue ideando juegos en el poco tiempo que le deja su trabajo como profesor en la Sociedad Española de Ilusionismo (SEI) de Barcelona y los bolos, que últimamente se han disparado y asegura que está trabajando más que nunca. Y todo por el arte de la magia.