La delincuencia también ha vuelto a la normalidad. Al menos, eso es lo que muestran los datos de criminalidad facilitados por el Ministerio del Interior. Finalizado el estado de alarma en mayo y con restricciones mínimas en la provincia de Burgos a lo largo de todo el verano, las infracciones crecieron en el tercer trimestre de 2021 un 16,2% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Las peleas y riñas tumultuarias y los robos son los ilícitos que más crecieron de junio a septiembre.

Poco a poco, las calles fueron retomando el color previo a la llegada de la pandemia y en junio el ocio nocturno comenzó a ver la luz. Tal vez por este motivo empezaron a subir las peleas en la ciudad. De las 76 denunciadas en el verano de 2020, se pasó a 90 entre los meses de junio a septiembre del presente año, lo que equivale a un 18,4% de incremento. 

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se cansaron de explicar a lo largo de los meses en los que la población se mantuvo bajo las restricciones del estado de alarma que para los malos el encierro solo había supuesto una pausa en su actividad delictiva. La calles estaban vacías y resultaba arriesgado salir a cometer un robo, por ejemplo. En un escenario de normalidad, no es extraño que este tipo de infracciones hayan crecido progresivamente hasta alcanzar niveles anteriores a la irrupción de la covid-19.

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