Un rayo de luz en el clasicismo

I.M.L.
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El fotógrafo Isaac Martínez 'Sacris' estrena su serie de bodegones al más puro estilo de Zurbarán en la Casa de Cultura de Aranda de Duero. Estas naturalezas muertas comparten protagonismo con algunas de sus impactantes greguerías visuales

Isaac Martínez, ‘Sacris’, vuelve a exponer su obra en la capital ribereña después de haber pasado más de tres décadas sin mostrar su trabajo en su comarca natal. - Foto: I.M.L.

Las raíces zazuarinas de Isaac Martínez ‘Sacris’ le han llevado hasta la capital de la comarca burgalesa para estrenar su serie de bodegones clásicos, al más puro estilo de maestros como Zurbarán, para los que en vez de pinceles y óleos se ha servido de una cuidada composición y de una iluminación milimetrada para crear unos contrastes entre color y sombras, luz y oscuridad, que al ojo poco detallista le hacen apreciar estas obras como verdaderos lienzos, aunque su arte lo plasma a través del objetivo fotográfico.

Sobre la blanca pared de la sala de exposiciones de la Casa de Cultura de Aranda de Duero, estos bodegones clásicos de ‘Sacris’ impactan por el juego visual, que aporta un resultado digno de cualquier pinacoteca. "El bodegón como no tengas cierto gusto creativo y de composición te puede resultar empalagoso y hortera", reconocía el autor durante la inauguración de la muestra, en la que desvelaba algunos de los secretos de estas creaciones inéditas hasta ahora. "Cada uno tiene una iluminación diferente, unos con los rayos del sol que me hicieron alejar los objetos de la pared para que la iluminación no interfiriese en ellos, a diferencia del de la cesta de huevos donde se ve claramente que el sol sí que interviene, se marcan incluso las cruces de los cristales de la ventana, como idea buscada", explicaba ‘Sacris’.

Dos de los elementos que más se repiten en esas creaciones son las velas porque "la planteé con la constante de esta iluminación", y los huevos porque "es un elemento agradecido, incluso hay una que es un homenaje al huevo frito, que de pequeño me encantaban porque me enseñó mi abuela".

En esta vuelta a Aranda después de más de tres décadas sin exponer, este fotógrafo también ha querido traer parte de sus greguerías, una "poesía visual" muy cercana al surrealismo que lo que busca es "jugar con la ironía de los objetos y los dobles sentidos, para que el espectador vea en ellos lo que quiera", como apuntaba su creador. Una propuesta en la que se puede ver un compás dibujando un cuadrado, un ratón de ordenador persiguiendo el queso o una lata a punto de ser descorchada, entre otras sugerentes imágenes.

Esta exposición se completará la próxima semana con una selección de cajas de luz que se podrá admirar en el Museo de Cerámica.