María Albilla

Plaza Mayor

María Albilla


Pongamos que hablo de...

31/08/2021

No, no, no... No es de Madrid como cantaría mi admirado Joaquín (Sabina), aunque me consta que el sitio de mi recuerdo a él también le gusta y que por sus soportales pasa varias veces al año para relamerse los bigotes...
Hay lugares a los que se va y lugares que se quedan y yo tengo la suerte de tener un tesoro desde el que miro al horizonte cada año y me reconcilio con el mundo. En ese lugar, el sol hace su magia y convierte en plata el agua cada tarde. Allí, un velo de flor cubre una atmósfera en la que el jazmín acompaña las noches para que las sábanas se peguen perezosas cada mañana antes de que los vientos aliñen las tardes de un río que en apenas un paseo se convierte en mar.
¡Ay! Esa hache aspiradita en el habla, esas sílabas que terminan antes de su final, ese brío que tienen el quillo, la comare, Luí, el Tete o el Antonio. Ese vuelo de gorriones que arregla el alma, la vida y el mundo porque todo lo cura la manzanilla. Oro de amarillo pajizo y aroma punzante que reconforta, acompaña y anima. ¡Vamos que si anima! Y es que ya se nota antes de llegar cuando por la antigua Hispalis hace acto de presencia sonora Joselito con los ojos brillantitos y el aire que se intuye fuera caldea el cuerpo. Ay, Joselito, ay / Yo soy Joselito / El de la voz de oro / Que de puerto en puerto / Voy dejando mi cuplé...
Y por fin calle abajo llega mi paz. Una toalla, un sombrero y un libro. ¿Quién necesita más? Y se duerme, se respira y se piensa. Y se ama y se odia y se llora y se ríe y se bebe y se come y se hace nada. Y se disfruta de la compañía y, mucho, de la soledad hasta que llega el momento de la despedida, que siempre tiene su punto dulce porque sé que voy a volver.
A punto de tomar hoy las uvas de agosto y empezar el nuevo año, que también arranca cada septiembre, allí queda el lugar donde reposo / mi sueño del verano más hermoso. 
Y para brindar hasta el esperado regreso... su oro.