Ofertan 212.000 euros por el Macabucha en una subasta

S.F.L.
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Uno de los acreedores de la propiedad del inmueble instó el procedimiento, que se inició el 31 de diciembre y concluyó el lunes. El restaurante y el prostíbulo permanecen cerrados desde el jueves

Ofertan 212.000 euros por el Macabucha en una subasta

Con una puja máxima de 212.050 euros ha concluido la subasta por la finca y el edificio en el que se ubica el club de alterne Macabucha, realizada por una notaría de Briviesca a instancias de uno de los acreedores de la sociedad propietaria del inmueble. Mientras, el negocio permanece cerrado desde el pasado jueves.

La propiedad ha sido tasada en 1.565.543,87 euros, según consta en un acta notarial en la que se especifica cuál es el valor a efectos de subasta determinado en la escritura de la hipoteca. Al parecer, el propietario del terreno y del inmueble tiene contraídas varias deudas con diferentes acreedores, entre los que se encuentran entidades bancarias, empresas y personas físicas. Uno de ellos es el que ha instado al inicio del proceso con la intención de cobrar 200.260,93 euros de su deuda (no tiene por qué corresponderse con la cantidad exacta pero sí con la que se daría por satisfecho).

El proceso se ha realizado en el Portal de Subastas del Boletín Oficial del Estado, aunque se trata de una venta notarial extrajudicial.  La puja se abrió el 31 de diciembre y concluyó el lunes, 20 de enero.
Mientras, tanto el restaurante como el prostíbulo permanecen cerrados desde el pasado jueves, según los carteles que se encuentran pegados en las ventanas de la parte baja del inmueble, «por reformas», aunque no se ve actividad.

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Un trabajador de un negocio cercano afirma que padecen problemas desde hace tiempo. «Han cambiado de nombre y de empresa varias veces» y asegura que «varios empleados» han sido despedidos «sin indemnización». Otra fuente expone que el servicio de «hostelería funcionaba muy bien. Daban comidas a diario y siempre había clientes».

A pesar de los problemas que supuestamente rodean al negocio, desde la notaría desligan la propiedad de la explotación. «El trabajo no tiene por qué paralizarse hasta que no aparezca otro propietario que no quiera que allí se practique ninguna actividad», apostillan.