«Me encantaría trabajar en el HUBU»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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La burgalesa Luz Divina Juez, residente de quinto año en el Hospital Ramón y Cajal, recibe el premio de la Asociación Madrileña de Cirujanos al mejor vídeo formativo

Luz Divina Juez es residente del último año de Cirugía General.

Dice que desde bien pequeña tuvo muy claro que quería ser cirujana y a ello se enfocó desde el Bachillerato, que cursó en el IES López de Mendoza. Después de terminar la carrera de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, Luz Divina Juez (Burgos, 1992) comenzó su residencia en el servicio de Cirugía General y Digestivo del Hospital Universitario Ramón y Cajal, actividad que está compaginando con la realización de la tesis doctoral. Parte de esa formación consiste en la investigación y la realización de diferentes trabajos como el del vídeo que hizo durante una intervención quirúrgica para reconstruir el tránsito intestinal de un paciente por laparoscopia, que tituló Creación de un conducto gástrico laparoscópico durante la esofagectomía: 10 consejos y trucos,  lo presentó a un concurso promovido por la Asociación Madrileña de Cirujanos y fue elegido como el mejor.

Para ella resultó una sorpresa el galardón, sobre todo porque eran muchas las piezas que se presentaban y todas, obra de médicos adjuntos. Ella fue la única residente y la que resultó ganadora. «La operación la hacía el doctor Pablo Priego, que me está dirigiendo la tesis, y yo participaba de esa cirugía y fui quien editó el vídeo, que tiene, sobre todo, un interés formativo porque se muestra la técnica y los trucos para hacerlo bien», explica.

El vídeo es un documento de gran utilidad para aprender a hacer una gastroplastia por vía laparoscópica para la reconstrucción del tránsito intestinal tras una resección toracoscópica de esófago. La doctora Juez explica de forma muy sencilla en que consiste: «Después de extraer el esófago por un cáncer, que es el tratamiento estándar que se realiza en esos casos, hay que reconstruir ese ‘tubo’ que va de la boca al estómago porque se ha cortado un trozo y tienes que ‘empalmarlo’ por así decir. Lo mejor que se puede usar, si se puede, es el estómago, con el que se construye un tubo y se asciende por el mediastino hasta casi la boca, es prácticamente una labor de ‘fontanería’».

La operación, que hasta hace unos años se hacía siempre con cirugía ‘abierta’ y que aún hoy existen algunos hospitales que siguen realizándola así, se llevó a cabo por parte de la Unidad de Cirugía Esofagogástrica del Ramón y Cajal mediante laparoscopia, una técnica mínimamente invasiva que se lleva a cabo a través de pequeñas incisiones, por lo que la recuperación del paciente es menos dolorosa, más corta y la hospitalización se reduce. Este área del Ramón y Cajal, perteneciente a su servicio de Cirugía General y Digestivo, fue elegida en 2017 por la Asociación Española de Cirujanos como centro formador nacional en cirugía esofagogástrica para residentes de cuarto y quinto año.

Durante su periodo de residencia, Ludi Juez ha publicado, además, varios artículos de investigación en revistas como Cirugía Española o la de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, que recientemente ha incluido en sus páginas el trabajo Influencia del COVID-19, el estado de alarma y el confinamiento en la epidemiología y gravedad de la apendicitis aguda firmado por ella y otros compañeros.

Los planes que tiene para dentro de un año, cuando termine la especialización, son «los de todos, encontrar trabajo» aunque también  quiere acabar la tesis cuanto antes y, si pudiese, hacer un fellowship, denominación que se le da a una subespecialización en un ámbito concreto de la medicina. «En Cirugía General prácticamente no hay paro, porque siempre hacen falta cirujanos en todas partes y yo no conozco a ningún compañero de los que han ido terminando la especialidad antes que yo que no esté trabajando. Otra cosa es que lo estén haciendo en las mejores condiciones en cuanto a contratos. Aunque también depende de la ciudad, supongo que en Burgos estará mejor que en Madrid y la de volver a mi ciudad es una posibilidad que también me planteo, de hecho, en cuanto acabe la residencia iré por el HUBU, que es un hospital nuevo y está muy bien, me encantaría trabajar allí».

Como tantos otros médicos en formación, Ludi Juez ha visto cómo la pandemia trastornó todos sus planes. «Los residentes hemos sido penalizados por la covid y más los de Cirugía porque las operaciones fueron lo primero que se suspendió», afirma. En concreto, el Ramón y Cajal se convirtió en un hospital covid en el que todo eran pacientes con esta infección: «Durante quince días no operamos ni a pacientes oncológicos y estuvimos cerca de un mes haciendo solo lo más urgente. Nuestros tutores opinan que se debería haber hecho algo para suplir esta situación de falta de aprendizaje pero parece que no se ha buscado un plan B».

La parte menos mala de todo esto es que tuvo otras experiencias como parte de uno de los ‘equipo covid’ que se formaron con compañeros de otras áreas y liderados por un especialista en infecciosas: «Veíamos todos los días a pacientes de especialidades médicas y eso ha incrementado nuestro conocimiento, solo el hecho de estar mano a mano con un nefrólogo, un neumólogo o un internista ya hizo que aprendiéramos. Además, nuestros pacientes aunque son quirúrgicos también pueden tener patologías médicas».