Alrededor de la música (elementos de apoyo)

GUILLERMO DÍEZ
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Hay varios utensilios que le sirven de apoyo además de ser piezas artísticas de primer orden

Cantorales en la catedral de Burgos.

Para la realización de cualquier actividad existen herramientas específicas que, pudiendo ser prescindibles, ayudan a mejorar los resultados, minimizan algunos esfuerzos, confieren precisión a las tareas,... No siempre son necesarias, pero sí suelen ser deseables.

Y aparece una importante fusión cuando el ser humano convierte en obras de arte los objetos que utiliza en sus quehaceres cotidianos. En la catedral encontramos numerosos ejemplos: incensarios, candelabros, portapaces, aguamaniles, campanillas, hisopos, vinajeras... que la creatividad ha elaborado con especial esmero y profusa decoración.

Alrededor de la música también hay varios utensilios que le sirven de apoyo además de ser piezas artísticas de primer orden:

Coro y facistol de la capilla de los Condestables.Coro y facistol de la capilla de los Condestables.

El coro:
Quizás sea uno de los elementos más llamativos cuando visitamos una catedral. Una imponente sillería de maderas nobles trabajadas con tallas y taraceados... Hasta no hace muchos años los canónigos burgaleses acudían al coro de la nave central para cantar los laudes y celebrar la Santa Misa. Ahora lo hacen en la capilla de Santa Tecla, que reúne mejores condiciones de temperatura y tamaño. Tiene también una pequeña sillería suficiente para las necesidades actuales.

En el acto de la toma de posesión de una canonjía, al nuevo canónigo se le asigna una silla concreta en el coro:

En 1596 se redacta un ‘Dictamen sobre el modo con que se ha de proceder en lo tocante al capítulo de los asientos en los coros de las catedrales, indicando las razones que han de tenerse en cuenta para fijar un orden determinado’.

Cantoral para el facistolCantoral para el facistol

Durante años, entre el cabildo y el arzobispo, hubo importantes desacuerdos vinculados al sillón principal:

Fechado en 1600, hay un informe enviado al Papa sobre la construcción de la silla episcopal en el coro a iniciativa del arzobispo Antonio Zapata, a la que se oponían Francisco Martínez de Lerma y otros 17 canónigos.

De 1602 data un ‘Memorial sobre las obras que deben efectuarse en el coro para añadir más sillas, cerramiento de la puerta trasera del coro y colocación en medio de la silla arzobispal, para lo que se observan varias dificultades, como son que por esa puerta han entrado los reyes al coro y los prelados cuando toman posesión, así como que dicha puerta permite la visión desde la puerta del Losado o puerta Real hasta el altar mayor’.

Cantoral para el facistol.Cantoral para el facistol.

Atril:
Derivado de legere (leer) surge lectorile, que con el tiempo va perdiendo letras -lectrile, latrile, latril (1310)- y tras la confusión ‘la atril’ termina como atril en el año 1400...

6 de mayo de 1497: Se manda al arcediano de Burgos que recoja el atril que se encargó al orfebre.

6 de septiembre de 1613: Cuentas de rentas y hacienda tomadas por los contadores, divididas en cargo y descargo, y en este último apartado destaca el gasto de aderezar el atril de la capilla de todos los Santos.

Cantorales en la catedral de Burgos.Cantorales en la catedral de Burgos.

15 de septiembre de 1891: Recibo de la herrería y cerrajería de Fernando Vélez por dos palomillas de hierro con tablero de nogal para un atril del coro y su colocación en la capilla de la Concepción.

10 de febrero de 1903: Recibo de la carpintería de Vicente Temiño por el importe del arreglo de un atril y una sacra. (Cada una de las tres hojas, impresas o manuscritas, que en sus correspondientes tablas, cuadros o marcos con cristales, se solían poner en el altar para que el sacerdote pudiera leer cómodamente algunas oraciones y otras partes de la misa sin recurrir al misal.)

Facistol:
A principios del siglo XVII aparece acuñado el término facistol, una curiosa palabra que llega al castellano en 1607 a través de antiguas lenguas occitanas. Se trata de un gran atril en el que se ponen los libros para cantar en la iglesia, y que suele tener cuatro caras que permiten colocar varios volúmenes de tamaño considerable para poder ser leídos desde todas las sillas del coro. Los libros se escribían a mano y en hojas de pergamino, por lo que eran muy caros como para tener cada canónigo el suyo.

20 de noviembre de 1589: ‘Este día se cometió a los maestros de cerimonias que digan de parte del cabildo a los cantores que canten en los días solemnes y fiestas de seis capas y se lleguen a cantar al facistol del canto llano, porque el coro sea mejor servido.’
4 de julio de 1703: ‘Don José Torres, organista de su majestad en su Real Capilla, escribe una carta en la que participa ha compuesto y dado a la estampa un libro de facistol en que hay ocho misas y entre ellas una de réquiem con su motete para el alzar y el asperges y el vidi aquam, todo al estilo moderno, y que si esta santa iglesia necesitare de él se sirviese el cabildo encargar alguna persona le tomase; cometióse al señor fabriquero con el maestro de capilla, para que si fuese conveniente se compre.’

3 de diciembre de 1770: El fabriquero presenta dos diseños del facistol que se hará para el coro mayor y si se ha de poner alguna imagen en el remate, como la de Nuestra Señora que tiene el actual.

Archivo:
Cumple una importante misión el archivo: un lugar especialmente creado para guardar y proteger los documentos más valiosos, entre ellos las composiciones musicales de los maestros de capilla.

6 de noviembre de 1899: ‘Se prohíbe sacar partituras de música, sin permiso, de esta catedral. Que se haga saber al encargado de la capilla de música que no permita sacar del archivo copia de composiciones musicales y que no se canten fuera de esta catedral. 

También se acuerda se arreglen los libros de coro y que los rezos nuevos se pongan en vitela (un tipo de pergamino).

Cantorales:
Los cantorales contienen composiciones musicales de uso litúrgico. Algunos son de un incalculable valor, encuadernados en piel, con hojas de pergamino, y están iluminados con miniaturas (artísticos dibujos policromados, letras capitales...)

17 de noviembre de 1689: Este día mando el cabildo que se pague al doctor don Joán Martínez Calderón, deán desta dicha iglesia, el porte de los libros de música que mandó traer de Sevilla para el coro y servicio desta santa iglesia. 

16 de febrero de 1833: El fabriquero dijo que los cantorales del coro mayor y en los que está puesta la salmodia para el uso y el servicio del coro estaban casi enteramente inutilizados por su mala letra y por tener la mayor parte de las hojas rasgadas e inútiles, que había tomado conocimiento del precio de los pergaminos que se necesitan, como también del coste que puede tener el escribirlos que podría ser de cinco a seis mil reales.

7 de diciembre de 1905: Federico Olmeda da cuenta de que los periódicos y las revistas mensuales dicen que ya se ha publicado la parte Kyriale de la edición vaticana del canto gregoriano.

2 de septiembre de 1915: El señor fabriquero expone que se habían recibido  ya los libros litúrgicos de música sagrada, edición vaticana, y que para mayor comodidad los había pedido en un tomo y en dos; acuérdese que la comisión de música nombrada, señor chantre, Ballesteros, magistral, dé las órdenes oportunas a los señores sochantres para que se pongan en práctica conforme a los deseos de la Santa Sede.

Copistas y talleres de impresión:
Una trascendental labor realizaban los copistas y los talleres de impresión

16 de junio de 1608: ‘Leyóse en este cabildo una carta de Juan Esquivel de Barahona, mastriescuela de la ciudad de Rodrigo [sic], por la cual envía un libro de canto que ha compuesto de misas y pide al cabildo le resciba y le haga merced de le ayudar para ayuda de los gastos de la impresión; e vista por los dichos señores, juntamente con el dicho libro, cometieron al señor canónigo Damián Bueno que vea el dicho libro y le comunique y haga relación al cabildo de lo que es y dé su estimación.’

Enseñanza:
Y no olvidemos el trabajo esencial de quienes se dedicaban a la enseñanza de la música, asegurando su continuidad:

10 de julio de 1780: Don Fernando Díez, clérigo de menores, tiene intención de instruirse en la divina salmodia y juzga que le será más útil para este asunto frecuentar el coro de esta santa iglesia, esperando que la instrucción que tiene del canto gregoriano le facilitará no desentonar la armonía que se observa en esta santa iglesia.

8 de junio de 1865: Deogracias Martínez Estecha, estudiante de Teología de esta ciudad, informa que se ha dedicado al estudio de música bajo la dirección del profesor Agapito Sancho, organista segundo de esta iglesia, y tiene la instrucción necesaria para cantar en la orquesta los papeles de tenor, y suplica a este cabildo permiso para asistir al coro de esta iglesia a ejercitarse. 

17 de agosto de 1916: ‘Acordose seguir cantando en el coro el canto de la edición vaticana, y a los fines de que todos incluso los sochantres y salmistas, aprendan a interpretarlo con la perfección posible, acuérdase que la comisión de música que viene entendiendo en este asunto, previo conocimiento y aprobación del Excmo. prelado, estudie la forma y modo en que pudiera invitarse a un religioso de Santo Domingo de Silos para que, conforme se ha hecho en otras catedrales, enseñe el modo de interpretar y cantar dicha música.’

El 21 de marzo de 1935 se aprueba un importante reglamento sobre la música y el canto coral en la catedral.

Todos estos datos proceden del archivo de la catedral de Burgos y de conversaciones con algunos canónigos.