La industria produce todavía a la mitad de su capacidad

L.M.
-

Mientras que en subsectores como la agroalimentación la actividad es alta -salvando los dedicados a la restauración-, en el metal la recuperación será mucho más lenta ante las malas perspectivas a futuro

La Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE) admite que todas las empresas han reanudado su actividad, pero esta dista mucho de estar al cien por cien. - Foto: Luis López Araico

Pese a que prácticamente todas las empresas englobadas dentro del sector industrial burgalés ya han retomado su actividad, tras la hibernación económica con motivo de la pandemia de la COVID-19, esta dista aún mucho de la que tenían en las semanas previas al estallido de la crisis sanitaria. El presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), Miguel Ángel Benavente, cifra en cerca del 50% la capacidad productiva en estos momentos. Aunque hay subsectores al alza, como el de la agroalimentación, y que desde mediados de marzo han estado rindiendo al cien por cien de su capacidad, como el ejemplo de Campofrío, otros como el del metal tienen ante sí un futuro oscuro y que requerirá de tiempo y mucho mimo.

«Tomando los datos de mayo de 2020 y comparándolos con los del año pasado, hay un 32% más de paro en la industria burgalesa», apunta Benavente, que recuerda que muchas empresas han tenido que optar por aplicar unExpediente de RegulaciónTemporal de Empleo(ERTE) para hacer frente al parón de producción ante la falta de consumo. «A partir de junio esperamos ser algo más optimistas de cara a los últimos pasos de la desescalada, y mucho más cuando empiece el verano», admite el presidente de la patronal burgalesa.

El principal talón de Aquiles del mercado provincial es la incertidumbre que se ciñe sobre el metal, especialmente la automoción, y las últimas noticas sobre la marcha de Nissan o las dudas de Renault no ayudan en absoluto. «Hay dudas en los compradores, no saben si decidirse por un vehículo diésel, un eléctrico o un híbrido y al final acaban por aguantar con sus viejos coches», explica Benavente, que apunta que Burgos aún no está preparada para una implantación -por falta de infraestructura- del automóvil eléctrico. «Es un sector tocado y con un futuro oscuro; no se sabe dónde van a desarrollar los nuevos proyectos, y mucho me temo que se quedarán en otros países», lamenta.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)