Con el sudor de la frente

I.L.H.
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Carlos Sainz Varona ilustra con fotografías inéditas de su fondo documental 240 oficios y profesiones retratados desde 1870 hasta mediados del siglo XX. Su nuevo libro evidencia las múltiples tareas, muchas desaparecidas, que antaño permitían gana

Portada del libro

Ya no es posible encontrarse, salvo en un libro como el de Carlos Sainz Varona, la figura en versión masculina o femenina del apuntador que chiva el texto en los teatros. Y al arriero que transporta mercancías solo lo mencionamos en los refranes. Ya no quedan beldadores de las mieses trilladas ni tampoco hay quien las cribe, y es muy difícil toparse con el hulero que recoge el jugo del árbol para hacer caucho. Tampoco hay serenos que vigilen las calles por las noches y a los herreros les recordamos en esculturas de bronce. En Oficios y profesiones hay un pasado que ya solo queda en el recuerdo o en fotografías antiguas y una memoria que sigue presente en las tareas y los empleos que se mantienen aunque evolucionados o que subsiste al paso del tiempo.

En el nuevo libro de fotografías del coleccionista burgalés hay 240 oficios definidos a lo largo de 452 imágenes, fechadas entre 1870 y mediados del siglo XX. Todas las fotografías son inéditas y, al contrario que en anteriores publicaciones, corresponden a un contenido general por lo que lo mismo puede aparecer un aguador marroquí que un arriero mallorquín. Solo hay dos instantáneas de Burgos: un pavero que pasea con sus animales por debajo del arco de Santa María y unos canteros trabajando en el entorno de Atapuerca.

«De momento he hecho un paréntesis con los temas de Burgos para iniciar una serie que llamo Imágenes de ayer y que abro con el libro Oficios y profesiones. Como no me gusta repetirme, todo las imágenes que publico son inéditas y están sacadas de un fondo que suma unas 10.000 fotografías. Para esta serie he separado 3.000 y en el primer libro aparecen 452 seleccionadas de entre 700», resume  Sainz Varona, que lleva desde 1990 coleccionando imágenes antiguas. 

Los siguientes libros de la serie trataron estos temas: Comercios, mercados y tiendas; Medios de locomoción y transporte; Industria y manufacturas; Tipos, costumbres y tradiciones; Música, danza y espectáculos y Deportes y juegos.

El trabajo manual. Pero volvamos volumen que nos ocupa porque es un libro con mucha miga que sirve tanto para los nostálgicos, las nuevas generaciones curiosas de la etnografía y para todo aquel que tenga interés por recorrer un pasado que dice mucho con sus oficios, pero también con la vestimenta de cada época, los uniformes, los peinados, las modas, los roles y clases sociales, los aparejos y demás herramientas de trabajo y las fábricas, talleres, oficinas o despachos donde se realizaba cada tarea.

Se puede estudiar y disfrutar también, como observa en el prólogo la etnógrafa María Jesús Temiño, el valor del trabajo manual, «la existencia de personas que consiguieron la perfección, incluso en lo más cotidiano, realizando objetos de uso diario, pero llenos de belleza», apunta la investigadora, que ha recorrido la provincia documentando los oficios desde una perspectiva etnográfica.

El libro recoge fotos en soporte papel (albúminas, bromoleos, cianotipias, gelatinobromuro) y cristales fotográficos. Quien hojee la publicación se puede pasar horas con escenas curiosas, como la de un hombre que está vendiéndole un burro a otro enseñándole los dientes, los dos elegantes catadores de vino que aparecen en la portada, la admiración de un niño subido a un coche de bomberos, la señora que pinta un cuadro vestida casi para ir a la ópera, el carromato de leche tirado por un par de perros, la piel curtida de un nutrido grupo de mineros que pasan para la cámara o el pose orgulloso de un arriero de época que da fe en la contraportada.

Todo eso se cuenta y se da fe de los trabajadores y trabajadoras con imágenes en blanco y negro, sepia y coloreadas, que se usaron como postales, que recogieron autógrafos y dedicatorias o que pertenecieron a los álbumes familiares.