Como si nada hubiera cambiado. Como si las reacciones no fueran posibles después de una dolorosa derrota como la de Zarautz. El domingo se empató, sí, un punto más, pero eso implica también un punto menos. El de Guadalajara no era partido para firmar las tablas. Era el día de ganar con autoridad, de sentar cátedra y demostrar que la mala racha se acabó. Que todo fue un espejismo. Pero no, volvió tocar aplaudir a un equipo desfigurado que imploró a todas las deidades para no perder en un último minuto incomprensible.

¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué opciones tenemos? Habrá más, pero le ofrezco dos:

1- El partido a partido ha muerto. Los resultados han acabado por sepultar las esperanzas de disfrutar cada día y hace falta un plan. 'El plan', el de Fernando Alonso. El que te hace olvidar que llevas meses sufriendo y alcanzas la gloria casi al final del campeonato con un podio. Ese que te permite cumplir la promesa hecha a principio de temporada, luchar por ascender.

2- Ya no se puede pensar a largo plazo, ahora todas las jornadas son finales. El objetivo de esta temporada es única y exclusivamente ganar el siguiente partido, y luego el siguiente. El famoso «ganar, ganar y ganar y volver a ganar» de Luis Aragonés, el padre fundador del 'cholismo'. Salir a vencer todos los días y esperar que la balanza a final de año sea positiva.

Le invito, querido aficionado, a que marque su propia hoja de ruta, pero que sea como sea acabe con el Balonmano Burgos en Asobal. No renuncie a soñar porque con jugadores con experiencia en la elite, dos internacionales y un jugador de Champions no puede conformarse con celebrar un empate y ser quinto en Plata.