Una pasión por las rapaces que ya dura 26 años

A.C. / Villasana de Mena
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Julen Zuberogoitia, afincado en Mena desde 2003, se inició en la cetrería de adolescente. Su firma, Euskal Falcon, trabaja en el control de aves en campos de fútbol, parques o vertederos por toda España

Julen Zuberogoitia Arroyo con uno de sus halcones, cruce de gerifalte y aplomado, en el campo de entrenamiento, cercano a Villasana donde sus aves entrenan todos los días. - Foto: Jesús J. Matías

Su hermano diez años mayor le trasmitió junto a su padre la pasión por la cetrería, el arte de adiestrar aves rapaces para cazar, «el amor a los animales a través de la caza aunque suene raro», puntualiza Julen Zuberogoitia Arroyo. Tenía 9 años cuando comenzó a acompañarles. Pero finalmente su hermano Iñigo acabó convertido en doctor en Biología y científico experto en rapaces y carnívoros de los que ha publicado numerosos libros y artículos, mientras que Julen convirtió su pasión en su trabajo. En 1996, con solo 25 años, fundó la empresa Euskal Falcon de control de plagas de aves y desde entonces las rapaces son su sustento, pero también unos animales que sigue adorando este ornitólogo y anillador, tarea con la que colabora en el estudio de aves. También es examinador en Vizcaya para los aspirantes al carné de cetrero.

Cada día sale a volar y entrenar sus rapaces muy cerca de su casa en Villasana de Mena. A unos minutos en coche, cerca de Anzo y a los pies de los montes de la Peña, tanto él como sus aves disfrutan de la privilegiada naturaleza menesa. Su mujer, Ixone Pradas, se suma la mayoría de días y su hija pequeña, Enara, de solo 12 años, es otra fiel acompañante. Pocos días se permiten descansar. Los animales necesitan volar, muscular, aprender.

En 2003 fijo su residencia en el Valle de Mena. Dejó atrás Vizcaya en busca de espacios naturales amplios y su primer destinó fue la localidad de Burceña, donde montó un criadero de rapaces con el que proveía a otras empresas de control de plagas del mercado nacional e internacional y llegó a contar con más de un centenar de aves. Algunas incluso llegaron a Emiratos Árabes. Hace solo tres años decidió trasladarse a Villasana y dejó la cría, pero en  su jardín se pueden ver las casitas de rapaces. En total, su empresa reúne 18, algunas alcanzan los 22 años, como su halcón más longevo y que sabe lo que tiene que hacer nada más alzar el vuelo. 

Enara Zuberogoitia volando un halcón cruce de gerifalte con aplomado. Enara Zuberogoitia volando un halcón cruce de gerifalte con aplomado. - Foto: Jesús J. Matías

El espectáculo en el entrenamiento comienza practicando la altanería con el halcón peregrino, que va a coger altura para después caer sobre la presa que el criador y experto le lanza y le sirve de entrenamiento en la caza de palomas. «Este animal es el más rápido del mundo en su picado», aclara Julen y solo caza aves, lo que precisamente persigue su empresa para evitar las molestias y suciedad que causan cuando su número se dispara. La lección que se le trata de enseñar cada día es que coja cada vez más altura en la vertical. El halcón peregrino es una de las rapaces más apreciadas en aeropuertos y zonas grandes y muy abiertas, porque intentan cazar cualquier ave que se encuentren a su paso, incluso si les supera en tres veces su tamaño y llegan a alcanzar los 400 kilómetros por hora.

Ni rastro de palomas. Entre los principales clientes de este experto y empresario se cuenta el campo de fútbol del Athletic de Bilbao. Cuando contrataron sus servicios hace nada menos que 24 años, unas 300 palomas dormían y criaban en los hierros de la bajocubierta del San Mamés. Comían las semillas del césped, manchaban las gradas y daban muchos problemas, que ya han desaparecido. Ahora, tan solo es precisa la presencia de las rapaces de Euskal Falcon durante una hora diaria para que ninguna se atreva a sobrevolar el San Mamés. Su equipo también controla el cielo del campo del Alavés, en Vitoria y hasta hace poco el del Valladolid. En Bilbao también mantienen a raya las palomas para el Museo Guggenheim o la plaza de toros, entre otros clientes.

El águila de Harris fue otra de las aves que entrenó la tarde que DB compartió con el cetrero. El control de cada especie requiere un ave diferente, puesto que las plagas y problemas no solo están protagonizados por las palomas, sino también por gaviotas, estorninos o gorriones. Las gaviotas son la especialidad del águila de Harris, especialmente de las hembras, mucho mayores que los machos en tamaño. Su territorio son los vertederos, donde llegan a concentrarse miles de gaviotas que impiden a los trabajadores realizar sus tareas.

Y es que esta especie, en contra del pensamiento generalizado, también vuela tierra adentro hasta vertederos de Vitoria, Madrid o Toledo, donde trabaja Euskal Falcon. Y por contra, en puertos de mar como el de Santurce o Pasaia, lo que capturan sus rapaces son las palomas que quieren devorar el cereal que desembarca en los almacenes.

Otras especies que dan problemas de ruidos y suciedad en parques públicos son los estorninos y la firma de Zuberogoitia tiene muchos ayuntamientos de grandes ciudades entre sus clientes. Doce cetreros, algunos en las Islas Canarias o Baleares, trabajan para su empresa. Pero todas las aves que manejan han aprendido surcando el cielo del Valle de Mena con su maestro. En un mes pueden estar preparados para empezar a trabajar.

Reconocidas cadenas de supermercados confían también en este profesional para evitar que, sobre todo, los gorriones se cuelen en sus establecimientos, almacenes y naves de logística. Es entonces cuando Zuberogoitia pone a volar en el interior de las tiendas sus aves más pequeñas antes de que lleguen los clientes y así ahuyentarlos. Euskal Falcon tiene en las rapaces su principal herramienta de trabajo, pero también abordan las plagas con otras técnicas, desde capturas con jaulas trampa a la instalación de redes que eviten la entrada u otro tipo de estructuras.

Euskal Falcon también realiza exhibiciones y sesiones divulgativas en centros escolares, pero Zuberogoitia lamenta las prohibiciones que encontró en la normativa de Castilla y León cuando se trasladó de Vizcaya al Valle de Mena. Para cualquier espectáculo, primero hay que solicitar permiso a Medio Ambiente y la conformidad debía de darse 40 días antes de la actuación, con la dificultad que ello conlleva para responder a encargos con menos tiempo.