Uno de los ‘tics’ de la narración deportiva consistía en hilar algún fallo grotesco en un área y el gol inmediatamente posterior en la otra con la frase ‘y de lo que pudo ser el 1-0 pasamos al 0-1’. Como habrán apreciado, en esas tres jornadas incrustadas en agosto (antaño un mes inhábil en este país) el buen fútbol ‘ha brillado por su ausencia’, otra de esas frases del libro de tópicos. Y en este juego de pretemporada, en el que no gana necesariamente el mejor, sino el que menos errores comete, 20 segundos de juego bastan para explicarlo casi todo. A saber:
Juanmi (Betis) persigue una pelota imposible. La ventaja es de Militao (Real Madrid), que convierte un leve roce con el bético en una especie de ‘baile de San Vito’ hasta que acaba tropezándose consigo mismo y cayendo al césped. En su intento de tocar el balón arrolla a su compañero Alaba, que buscaba corregir el error del brasileño y también termina en el suelo. Juanmi no se puede creer su suerte y se planta en el borde del área con la tibia oposición de Miguel Gutiérrez y, en el horizonte, un clarísimo pase al hueco hacia la carrera de Ruibal para dejarlo solo ante Courtois. Juanmi tenía una sola opción de fallar (echar la pelota justo donde está ‘Guti’)... y falla. Contragolpe del Madrid, conducido horriblemente por Rodrygo, que está a punto de salirse él solito por la línea de fondo; la salva con un puntapié hacia atrás, donde aparece Benzema. Mientras los jugadores del Betis miran al línea y al árbitro reclamando que la pelota había salido, Benzema miró a Carvajal:centro preciso, remate bien ejecutado y gol. Efectivamente, de lo que pudo ser el 1-0 pasamos al 0-1... pero a estas alturas del curso no podemos pedir mucho más que un involuntario homenaje a la imprecisión y el esperpento.