Cuando cruzar la calle es una carrera

F.L.D.
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Numerosos semáforos de la ciudad apenas dejan tiempo suficiente para llegar al otro lado de la acera, especialmente en las grandes avenidas. DB recorre algunos de ellos

Cuando cruzar la calle es una carrera - Foto: Jesús J. Matías

Aún restan diez segundos en el contador para que el semáforo se ponga en rojo en la avenida Cantabria, a la altura de la rotonda Jorge Luis Borges. Sin embargo, una mujer de avanzada edad y su acompañante deciden detenerse y esperar. La anciana camina con dificultad y teme que si se lanza a la calzada no le de tiempo a llegar a la isleta central. La duración de paso que le proporciona el regulador le obliga a cruzar la calle por etapas. Su movilidad influye, obviamente, pero tras un rato largo observando este lugar uno se da cuenta de que incluso los más jóvenes tienen que echar una carrera para llegar al otro lado antes de que los coches tengan preferencia. Pero este sitio no es el único. En la ciudad hay decenas en los que el reparto de las esperas y los turnos de paso son claramente desiguales para los peatones, que también salen perdiendo con las botoneras a demanda o con los cruces en ámbar. 

Desde la asociación Andando Burgos critican que la movilidad peatonal se vea «penalizada» porque los tiempos de los semáforos se calculan en base a la optimización del flujo vehicular. De esta manera, añaden, «se produce un reparto de los tiempos desequilibrado». Junto a su presidente, Félix Martínez, recorremos algunos de estos puntos críticos, muchos de ellos concentrados en la avenida Cantabria.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)