La tregua

@LouMatilla
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"Sigues teniendo las defensas bajas y hoy no van a poder ponerte el tratamiento. Para ti, es un mazazo (...) aunque tratas de pensar en algo positivo: tienes una semana por delante para estar mejor y eso es lo único que cuenta ahora mismo"

Hoy es el día de tu sexta sesión de quimioterapia y hoy vas a enfrentarte a ella con sentimientos encontrados: por un lado estás eufórica porque sólo cabe pensar que cuando salgas del Hospital habrás dejado una más atrás y por otro lado, te sientes un poco atemorizada porque sabes los efectos secundarios que te esperan a la vuelta de la esquina.

Llegas allí y una vez más, la cola de la analítica espera abarrotada pero tú hoy vienes con mucha mejor cara que la última vez, que casi se puede decir que llegaste a ella arrastrándote. Es más, hasta te lo dice tu enfermera y eso ¡te anima!, claro que te anima y sonríes porque sabes que estás allí para seguir peleando.

También vas notando que tienes las venas bastante resentidas, los brazos siguen doloridos y hasta es visible alguna marca de guerra que aún sigue ahí desde la última sesión. Aguantas el pinchazo y te mandan volver en dos horas, con lo que sales del recinto a hacer varias gestiones y vuelves para la hora que te han dicho. Los días de quimio te pasas el día entrando y saliendo del Hospital, algo que llega a ser una auténtica locura de idas y venidas. A veces ni siquiera recuerdas dónde has aparcado el coche y toca dar unos paseos bastante largos hasta que eres capaz de encontrarlo.

Llega la hora de la consulta, toca esperar, pero no mucho. Enseguida escuchas tu nombre y pasas, ya te sabes el camino de memoria, podrías hacerlo hasta con los ojos cerrados. Tu oncóloga te pregunta cómo estás y tú le contestas que ¡muy bien! ¡mucho mejor!. Pero no, esto no es así, y aquí viene el batacazo: sigues teniendo las defensas bajas y hoy no van a poder ponerte el tratamiento. Para ti, es un mazazo. Es la primera vez que te sientes vencida, sientes que ha podido contigo porque no has sido capaz de remontar. Y así, con ese pensamiento, te vas. Te dan una semana de tregua. Una tregua que no hubieras querido tener nunca, aunque tratas de pensar en algo positivo: tienes una semana por delante para estar mejor y eso es lo único que cuenta ahora mismo; sentirte mejor.

Quiero decir hoy que la quimioterapia es dura, muy dura. No es sólo pasar las horas en el Hospital, es todo lo que conlleva. Y ya veis que a pesar de no estar bien, nuestro cuerpo nos engaña y nos dice que sí lo estamos. Vivimos tan acostumbrados desde que esto empieza a estar tan hechos polvo y soportando el sufrimiento y el dolor continuo día tras día, que cuando mejoramos un poquito, por muy poquito que sea, nos creemos realmente que estamos bien y que podremos enfrentarnos a la siguiente sesión sin problema.

Para eso los controles, para decirnos que no, que no lo estamos y que nuestro cuerpo no aguantaría otra medicación tan abrasiva como esta en tales circunstancias. Pero esto, no va a poder con nosotros, no. Que nadie nos diga que no podremos, que nadie nos diga que no somos capaces. Seremos capaces, porque nada nos va a quitar las ganas de seguir peleando y mucho menos de vencer. Porque somos unos valientes y unos luchadores. Todos nosotros. A la vista está.