Ciberestafas impunes

F.L.D.
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Los fraudes bancarios a través de la red son los más frecuentes y los más difíciles de investigar al ser mafias de otros países

Los engaños más frecuentes son las ofertas de inversiones a empresas falsas. - Foto: Rubén Serrallé

Ya advirtieron los expertos que, si en 2019 las estafas en internet se habían multiplicado por ocho en la provincia de Burgos, en un año con meses de encierro y en un contexto de pandemia mundial, los ciberdelincuentes iban a hacer su particular agosto aprovechando el 'boom' que vive el comercio electrónico. No se equivocaron. Ni siquiera cambiaron en exceso unas fórmulas que parecen funcionar a la perfección a los piratas. Volvieron a duplicarse los fraudes bancarios, cada vez más elaborados y difíciles de investigar. 

En 2020 se denunciaron 1.500 estafas en Burgos, pero solo llegaron 351 a la Fiscalía. Muchas de ellas siguen en instrucción y puede que terminen archivadas por la imposibilidad de 'cazar' a los responsables. Porque detrás de estos engaños están grupos extranjeros que utilizan centros cibernéticos muy difíciles de rastrear. Y eso que cada vez hay más colaboración entre los países. 

«Los fraudes son mucho más complejos de investigar. Antes eran básicamente engaños de ventas de productos que no existían entre particulares a través de páginas web y siempre con los límites de 400 euros para que el delito fuera leve», indica la fiscal delegada de delitos informáticos enBurgos, Concepción Miranda. 

Ahora, las supuestas grandes inversiones capitalizan los engaños en internet. Suculentas ofertas de ganancias inmediatas que iluminan los ojos de muchos ciudadanos que, lejos de caer en solitario, animan a sus familiares y amigos a morder el anzuelo. «Los delincuentes captan la atención de sus víctimas con supuestas ganancias de su inversión. Una vez se enganchan, meten más dinero y es cuando les enseñan datos falsos de su estado. Pero en realidad solo han ganado tiempo para que inviten a más personas a caer hasta que se dan cuenta de que es una estafa», completa. 

Otro de los delitos más comunes en las redes, y que afecta principalmente a las empresas, es el llamado 'man in the middle'. Los timadores consiguen acceder al correo electrónico de la compañía, descubren que tienen alguna factura sin pagar y luego la manipulan, cambiando el número de cuenta, para recibir ellos el dinero. No se dan cuenta del fraude hasta que la acreedora les llama la atención. 

Esta tipología es, en ocasiones, más arcaica. Pues los estafadores utilizan el teléfono y no las redes sociales o el email para lograr su objetivo. Estudian a conciencia a sus víctimas, trabajadores de una empresa, a las que hacen creer que están hablando con un cargo ejecutivo que les encarga ejecutar un pago de manera urgente. A veces incluso utilizan sus propias cuentas personales bajo la promesa de que les será restituida. 

«Algunas sí que se logran judicializar, principalmente las que cuentan con intermediarios que residen en España y a los que las mafias les dan un porcentaje. Pero es muy difícil perseguir estos delitos», concluye la fiscal.