El Mirandés terminó la competición en Anduva el pasado domingo y ayer ya habían empezado con las obras para estrenar césped en el inicio del próximo curso. El club invertirá 525.000 euros en esta actuación, después de «una temporada en el terreno económico muy difícil», indicó el presidente rojillo, Alfredo de Miguel, que remarcó todos los gastos a los que han tenido que hacer frente por los protocolos covid y los inconvenientes por la falta de ingresos debido a la ausencia de aficionados.
Las obras implicarán el terreno de juego, «pero también a la caja marcada por los límites de chapa y hormigón, que se va a vaciar para después hacer todos los drenajes, colocar todas las tierras y una vez terminado el terreno de juego colocaremos los tepes», explicó De Miguel, que calculó «que para medidos de julio estará el campo terminado para luego arraigue el césped y que esté en buenas condiciones para el inicio de los partidos». La obra implicará un volumen importante de tráfico, porque movieran «7.000 metros cúbicos de tierra para sacarlas y volver a meterlas», por lo que tendrán que pasar «unos 600 o 700 camiones».