Maricruz Sánchez

Plaza Mayor

Maricruz Sánchez


Tiempo

06/08/2021

Cierren los ojos por un segundo e imaginen que están en una playa paradisíaca, con vistas idílicas, escondida de cualquier mirada indiscreta. La canción, por ahora, suena bien. Pero, sigamos. En la playa empiezan a pasar cosas extrañas; una serie de sucesos que hacen temer que algo no va bien en ese sitio y, como es lógico, su instinto les lleva a querer salir de ahí. Sin embargo, una fuerza magnética e inexplicable se lo impide y les devuelve una y otra vez a la orilla, aturdidos. Están atrapados sin remedio.
En este punto, la cosa se complica. En la playa no están solos. Les acompañan sus familiares más directos, su pareja, sus padres, su animal de compañía, en definitiva, sus seres más queridos. Y, de repente, se percatan de que, por una razón que desconocen, el tiempo no se rige por las leyes conocidas. Allí, los años pasan como minutos y su vida acabará antes de salga de nuevo el sol.
Con este argumento, el director de Múltiple o El sexto sentido, entre otras, escribe y dirige ahora una nueva película que invita a la reflexión: Tiempo. Una cinta que se vende como un escalofriante y misterioso thriller pero que, vista con un poco de distancia, va mucho más allá.
Imaginen que su vida durara un día o dos, con un poco de suerte. Imaginen ver morir a sus seres queridos en horas, cuando nunca pensaron en hacerlo hasta dentro de muchos años. Imaginen ver envejecer a sus hijos y a sus padres en el tiempo en el que tarda en derretirse un helado bajo el sol. Imaginen crecer de repente, asimilar todos los conceptos y los cambios que normalmente se tarda décadas en digerir en ese lapso tan breve. 
¿Tendrían las mismas prioridades? ¿A qué dedicarían cada instante? ¿Qué les gustaría dejar en la orilla de esa playa a modo de legado?
Una vez más, y al margen de la película y lo que finalmente ocurre en ella, la fragilidad del ser humano, de todo lo que conoce y considera normal, se impone. Y todo para dejar un pensamiento puro e indiscutible: lo que ocurra en esa playa imaginaria, los comportamientos, los sentimientos, la forma de agotar esa vida que expira el último aliento a cada instante, dependerá de los valores y los sentimientos de cada persona. De su forma de ver la vida, en un siglo o en apenas un solo día.