Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


¡Llego tarde, llego tarde!

17/01/2022

Ya lo decía insistentemente el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas: llegan tarde. ¿Quiénes? Los que se postulan a las próximas elecciones autonómicas, todos, que han escogido como mantra la redención del mundo rural. Y llegan tarde porque, a estas alturas, después de décadas de inacción, apenas se podrán salvar los últimos restos del naufragio. 

De aquí a unos años, pongamos veinte o menos, de los cientos de pueblos de esta provincia solo unas decenas estarán habitados todo el año. El que tiene pueblo, y es miembro de su grupo de WhatsApp, sabe de sobra que muchos de los mensajes son para comunicar defunciones, que caen una tras otra. Esto se acaba y no es poco a poco. En ese futuro cercano, los pueblos, como la costa mediterránea, serán poco más que resorts veraniegos para los descendientes de sus habitantes originarios, y eso con suerte. Para salvar este modo de vida, por mucho que nos den la matraca, amigos políticos, llegan ustedes muy tarde.

En cambio, para el siguiente apocalipsis poblacional tal vez todavía habría tiempo de hacer algo, pero de ese no van a hablar ni un segundo. ¿Y cuál es esa hecatombe? Pues la de las ciudades medianas-pequeñas, que en esta región son casi todas. Les va a pasar, de hecho ya les ocurre, lo mismo que les ha sucedido a los pueblos, van a ir a menos a una velocidad creciente.

Exceptuando Valladolid que crece por capital, Segovia por su posición satelital de Madrid y Burgos que aguanta por la industria, el resto de capitales castellanas y leonesas cae en picado. Cuente de sus amigos de infancia cuántos siguen por aquí; enumere la cantidad de hijos entre sus conocidos; repase los jóvenes de su entorno que han emigrado para no retornar; piense en cuántas casas podría dormir en Madrid si fuese un fin de semana. Pues eso, nos quedaremos con un panorama de jubilados y funcionarios «juntos de la mano hacia la extinción», como decía Siniestro Total. 

Pero apuesto a que de esto no se va a oír ni palabra. Ocurrencias, obviedades y palos de ciego sobre el campo, a montones, eso sí. Pero qué le vamos a hacer, porque como decía el Gato de Cheshire en Alicia «Si no sabes a dónde vas, cualquier camino puede llevarte allí». Salud y alegría. 

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