Una de las condiciones que el Gobierno impuso a todos los empresarios que se querían acoger a un Expediente de RegulaciónTemporal de Empleo en los momentos más críticos del estado de alarma, allá por el mes de abril, fue la obligación de mantener todos los puestos de trabajo durante, al menos, seis meses. Una vez que la sociedad y la economía fueron poco a poco recuperando parte de su actividad habitual, camino de la denominada ‘nueva normalidad’, los empleados fueron reclutados de nuevo para ocupar sus obligaciones, especialmente desde mayo.
Sin embargo, el pasado domingo 1 de noviembre se cumplió ese medio año que reflejan las condiciones de los ERTE, por lo que elMinisterio de Trabajo no podrá impedir la rescisión de trabajadores que se reincorporaron en el citado mayo. La normativa caducará en la provincia de Burgos a 4.614 empleados: a finales de abril 4.737 personas dejaron de estar en situación de ERTEpor fuerza mayor, pero no obstante 123 se vieron incluidas en otro procedimiento, en este caso, por otras causas, lo que deja fuera de una suspensión de contrato a 4.614 en el quinto mes de 2020. Pese a la advertencia del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España, que aseguran prevén «una gran cantidad de despidos en los próximos meses al irse a abrir la veda ante el vencimiento de la limitación jurídica», los sindicatos se muestran algo más cautelosos.El secretario provincial de CCOO, Ángel Citores, es tajante y asegura que «no hay motivos para despedir, no tiene ningún sentido y sí volver a plantear unERTE».
Es más, el propio Citores lamenta que esta figura no se aplicara durante la crisis económica de 2008, lo que a su juicio hubiera ayudado a mantener el empleo.«Hay que buscar fórmulas, como ahora en el caso de la hostelería (desde hoy solo atienden pedidos a domicilio) para evitar cierres de empresas, que los empleados se acojan a los ERTE y facilitar de esta manera la reactivación de la actividad, y eso no se arregla con despidos», defiende. Desde UGT Pablo DionisioFraile sí que admite «preocupación» y espera que no se sumen más personas a las listas del Ecyl, que reflejan más de 21.000 parados en la actualidad.
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