El servicio de Urgencias del HUBU no ha conseguido incorporar todavía a ninguno de los médicos que se dio casi por contratados en noviembre, por lo que sigue con doce médicos menos sobre los 36 que conforman la plantilla. Y con ese déficit están afrontando el azote de la sexta ola, que ha incrementado las consultas en un 25% con respecto a los meses previos y si antes era excepcional pasar de las 400 visitas diarias, ahora es lo cotidiano.
En este contexto, fuentes oficiales del servicio piden paciencia a los usuarios, que esta semana pasada han estado esperando hasta 11 horas para un ingreso en planta: «Hacemos todo lo que podemos», dicen.
Los urgenciólogos siguen teniendo muchas dificultades para cuadrar los calendarios de guardias y en este momento no pueden contar con refuerzos de servicios como Medicina Interna, Intensiva o Neumología, porque también están saturados a causa de la covid.
El HUBU tenía el viernes 105 pacientes ingresados en planta por la infección (entre Miranda y Aranda sumaban otros 27), mientras que la UCI seguía con 15 infecciosos. A estos hay que añadir los críticos por patología diversa a la del coronavirus, por lo que la unidad de cuidados intensivos lleva varias semanas con sus 27 camas al completo o casi. Y eso hace que a diario se planteen si ocupan espacios de otros servicios, con la consiguiente repercusión o si aguantan así.
Pero si la incidencia sigue aumentando (en la capital está al borde de los 6.000 contagios por cada 100.000 personas en 14 días, con 5.932 y 5.403 en la provincia) la presión asistencial también se incrementará.