«Tener la posibilidad de soñar ya es una gran victoria»

ÁLVAR ORTEGA
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Juan Pablo 'Juanpi' Guido, capitán del UBU Bajo Cero, confiesa que solo con lograr estar en la final de la Copa del Rey sienten que el club «ha ganado», pero afirma que van a «dejarlo todo»

Juan Pablo ‘Juanpi’ Guido, con el oval, en el campo de San Amaro. - Foto: Alberto Rodrigo

El domingo el UBU Bajo Cero vivirá el partido más importante de su historia. La final de la Copa del Rey lo enfrenta a un Alcobendas que ha alcanzado la última ronda copera por tercera campaña seguida. Sin embargo, en el seno de la plantilla castellana hay tanta motivación como optimismo por ser campeones. Juan Pablo ‘Juanpi’ Guido, el capitán del equipo, es uno de los líderes de un vestuario que espera «poner la guinda al pastel» en el 50º aniversario del Aparejadores Rugby Club.

A apenas unos días para la final, ¿cómo van los nervios?
Todavía no hay demasiados. Cuando empieza el viaje ya procesas todo y ves que es el último partido, que se acaba el año... en ese momento el que no se ponga nervioso no es humano. Tratamos de no estar más tensos de lo necesario antes, pero cuando arranca la final se te va todo.

El Carlos Belmonte de Albacete se teñirá de color gualdinegro. Un total de 600 aficionados protagonizarán un desplazamiento histórico.
¿600 burgaleses? Madre mía, no lo sabía. Ojalá nos sintamos como en casa. Es necesario que haya ruido. La afición burgalesa es tremenda.

Tras criarse en Argentina, pasar tres años en Santander y formar parte de la Selección Española seguro que tendrá viejos conocidos en las filas del Lexus Alcobendas.
Sí, tengo mucho amigos. De la Selección y de la vida en general. Para empezar, Agustín Schab es amigo mío de toda la vida sino el mejor. Con 25 años nos vinimos a España como primera experiencia profesional. Hemos vivido juntos y somos amigos íntimos. Richard Stewart o Joaquín Domínguez también han jugado conmigo en Santander. Hay muchas amistades cruzadas. Va a estar lindo.
El UBU Bajo Cero es su segunda experiencia en España, ¿cómo fue su llegada desde Argentina?

Vine con 25 años. Antes jugaba, estudiaba y trabajaba a la vez porque el rugby allí era amateur. Yo jugaba en Hindú Club, en la localidad de Don Torcuato, en Buenos Aires, con Agustín Schab. Él me dijo que se venía a España y a mí me llamaron del Santander también porque buscaban un segunda línea. Por entonces ocupaba esa posición. En dos semanas lo tenía todo cerrado y me vine sin pensarlo mucho. Iba a ser por un año y aquí sigo después de seis, y va para largo. Es un privilegio vivir de lo que te gusta hacer.

Después de Santander llegó a Burgos. De luchar por la permanencia a disputar una final de Copa del Rey.
Es tremendo. Pero realmente cuando llegué acá me di cuenta de que, estructuralmente, el club estaba más que preparado para mantener la categoría. Aquel primer año llegamos al play off pese a no jugar buen rugby. Eso ya fue increíble para un conjunto debutante en División de Honor. El año pasado estábamos levantando cuando llegó el covid, y este año el club se terminó de consolidar. Tenemos una cultura de trabajo y una inercia muy positiva. No es casualidad.

¿Entonces, cree que el trabajo gradual del Aparejadores ha sido la clave para optar a nuevas metas año tras año?
Sí. Este año, personalmente, creo que el staff de entrenadores ha hecho un trabajo brutal. También el equipo entendió cual era el camino a seguir. Faltaba eso. Cuando llegué acá había mucho nivel, pero quizá faltaba trabajo. Llegó del ascenso un muy buen equipo que había marcado diferencias en División de Honor B. Al llegar aquí se dieron cuenta de que no alcanzaba con lo de antes y eso, con el tiempo, se ha entendido. El resultado está a la vista, independientemente de haber llegado a la final. Este año hemos dado el salto.

¿Cómo se asume que el favoritismo recaiga en el rival?
Nosotros ni nos ponemos presión ni nos la quitamos. No queremos refugiarnos en que Alcobendas es el gran favorito y nosotros el tapado. Para nada. Creernos que uno va de punta y otro está de banca es sacudirse la presión sin sentido. Es una final y no importa lo que ha pasado antes. Doy 50 % de posibilidades de ganar a cada uno. No pensamos demasiado en Alcobendas porque confiamos en que si jugamos como hemos venido haciendo el resultado va a venir solo. 

Sois el único equipo junto a Ordizia que derrotó al Alcobendas en la segunda fase de la liga.
Sí. Sabemos que podemos ganar, si no lo pensásemos no jugaríamos. No importan las estadísticas, no importa quien llega mejor o peor, se lo va a llevar el que más ganas tenga de ser campeón.

¿Cuáles cree que son las teclas a tocar para poder levantar el título el domingo?
Como en toda final, el factor pie va a ser fundamental para alejar el peligro. Ellos tienen la melé más fuerte de la liga y un paquete de delanteros aguerrido que genera mucha inercia. Contener esa melé va a ser un desafío enorme.

Ellos avanzaron en semifinales ante SilverStorm El Salvador venciendo por 3-7. ¿Un equipo tan ofensivo como es el UBU Bajo Cero intentará evitar tanteos bajos?
En esas semifinal se encontraron dos equipos muy sólidos en formaciones fijas. No hubo mucho riesgo y ni muchos errores. Nosotros veremos qué propone el partido, pero pondremos nuestro juego encima de la mesa para tratar de mantener la misma filosofía.Así hemos obtenido grandes resultados, así que no tendría sentido hacer algo que no es propio de nosotros.

¿Cómo vive el resto de la plantilla este histórico año?
Este es un momento muy lindo en este deporte. El equipo está super unido. Desde que llegué, la plantilla tiene un gran factor humano. Hoy en día está a la altura el grupo y el equipo, que son dos cosas diferentes. Tanto las relaciones interpersonales como la máquina dentro del campo conviven en una sinergia y un balance. Y así se disfruta.

¿Tiene una responsabilidad extra como capitán?
Sí , sin duda. Ya no es solo tu juego. Eres el disyuntor del estado mental del equipo. Lo disfruto tanto como estrés me genera. Los chicos ya saben que soy muy temperamental. Conozco el punto de cada uno y sé tratarlos. Lo de ser capitán es algo generado de manera natural. Me ha tocado este rol en todos los equipos en los que he estado. El año pasado me sorprendió recibir esa responsabilidad pero lo asumí con alegría. Ha costado pero con el tiempo me siento muy cómodo.

Primera final para el club en la temporada en la que se cumplen 50 años de su creación. Es una narrativa que parece inmejorable.
Totalmente. Hoy por hoy, independientemente del resultado de la final, el club ya ha ganado. Ha logrado algo increíble en un año difícil. Poder dar esta posibilidad de soñar con algo ya es ganar. Ahora queda poner la cereza al postre. Vamos a darlo todo.