La clave para cualquier destino turístico no está solo en atraer visitantes, sino en hacer que se queden el mayor tiempo posible. En torno a esta idea ha estado trabajando la Fundación Santa María La Real dentro del proyecto Wine & Sense (Vino y Sentido), coordinado por Cultur Viajes con el apoyo del clúster AEICE, a través de la iniciativa Duero-Douro. Uno de los territorios elegidos para el trabajo de campo teórico y, después, trasladarlo a una iniciativa concreta ha sido el territorio de la Ribera del Duero, como enclave enoturístico clave en el territorio nacional.
Los técnicos se dieron cuenta que no bastaba con tener una oferta atractiva, sino que la clave estaba en ponerla en contexto e interrelacionar varias alternativas culturales y turísticas para alargar las estancias de los visitantes. "Por ejemplo, aquí en Aranda, estás a dos horas de Madrid, y la gente puede venir, hacer una cata y volverse a Madrid, esa tendencia es la queremos evitar", explica Begoña García, directora de Cultur Viajes. Una pega que no es solo un lastre para esta comarca burgalesa, sino para otros territorios similares como zonas vitivinícolas en torno al Duero, en Castilla y León y Portugal, y en destinos enoturísticos de Hungría, Italia y República Checa.
En estos cinco países han trabajado para crear una serie de rutas completas, con lugares para visitar, experiencias, alojamientos y restaurantes, para que el turista tenga claro qué hacer y dónde ir. Unas rutas que pronto se van a comercializar tal y como las han diseñado, pero que cualquiera puede hacer por su cuenta.
En el itinerario que tiene a la Ribera del Duero como protagonista, algunos de los hitos corresponden a algunas de las joyas con las que cuenta el tramo burgalés. En concreto, la ruta propuesta incluye Aranda de Duero, Lerma y Bodegas Portia como visitas imprescindibles. El paquete que se propone comercializar parte de Madrid para llegar a Valladolid y recorrer Peñafiel, Valbuena, Aranda, la villa ducal, Quintanilla de Onésimo, Zamora, Pagos del Rey, Tordesillas y Rueda. El precio de la experiencia es de entre 1.195 y 1.325 euros según temporada y los visitantes estarían acompañados por un historiador que les ayudaría a sumergirse en cada experiencia.
En la capital ribereña, se propone visitar su Plaza Mayor, las iglesias de Santa María y San Juan, esta con su puente medieval, y las bodegas subterráneas, como la de las Ánimas de titularidad municipal. En la estancia arandina, toda una mañana, la propuesta gastronómica llevaría a los visitantes a la Finca Torremilanos, para almorzar en un entorno clave en la creación de la DO Ribera del Duero. En otra mañana, la ruta propuesta lleva hasta Lerma, para conocer la Colegiata de San Pedro y asistir a una batalla de órganos, además de caminar por su centro histórico, con visitas como el Palacio Ducal. Para el almuerzo, se sugiere acudir a Bodegas Portia, donde degustar los caldos de la DO Ribera del Duero.
La realización de este proyecto y sus resultados se presentaban ayer durante la celebración de las III Jornadas de Ciudades Intermedias, que se centraban en cómo reescribir el territorio a través del turismo, y que suponía el prólogo de la celebración de la Ciudad Europea del Vino 2020 en Aranda.