El MEH enciende los focos sobre la postura erguida

DB
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'Tenerse en pie' recorre la adquisición de esta seña de identidad del ser humano en una exposición que abarca todos sus aspectos

Arsuaga, esta mañana durante la primera visita a la muestra. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Tenerse en pie. La postura erguida en la evolución humana es la nueva exposición temporal del Museo de la Evolución Humana. La muestra se articula en torno al cambio radical en la estructura del pie que supuso la adquisición de la postura bípeda. El núcleo alrededor del cual se articula esta exposición, presentada por Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH y comisario de la muestra, es una colección de fósiles humanos procedentes del Museo de Burgos de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, en concreto del nivel TD6 de la Gran Dolina y de la Sima de los Huesos: distintos elementos del miembro pelviano del esqueleto de tres individuos (de uno de ellos se presentan los dos pies). La exposición se puede visitar hasta el mes de septiembre de forma gratuita en la sala de exposiciones temporales.

Los yacimientos de Atapuerca están proporcionando el mayor número de fósiles de pie de la historia y esta muestra es la primera de las que en los próximos años se irán haciendo para mostrar los tesoros de estos yacimientos. Explica cómo la adquisición de la postura bípeda, una de nuestras principales señas de identidad, supuso un cambio radical en la estructura del pie, que ya no se parece a una mano como en nuestros parientes los grandes simios.

Se consideran de nuestra estirpe las especies fósiles que ya muestran la capacidad de caminar sobre las extremidades inferiores, aunque sea de forma torpe. Pero nos separamos del todo de los demás primates cuando adoptamos decididamente la postura vertical y empezamos a tenernos de pie. Por tanto, un apartado de la exposición se dedica a la evolución humana para mostrar la particular estructura de los pies humanos que le permiten caminar eficientemente de manera erguida, y los cambios sufridos a través de distintas especies.

La parte dedicada a los hallazgos en la sierra de Atapuerca queda arropada por otras secciones en las que se pueden ver las diferentes formas que tienen los vertebrados de usar sus extremidades para moverse en el agua, en la tierra y en el aire. 

Tenerse en pie traza cómo el ser humano se hizo bípedo.  Explica que lo que distingue el pie humano del de cualquier animal es la morfología y disposición del dedo gordo y la existencia de una bóveda plantar. En los simios este es más corto y está separado de las demás dedos del pie. Por el contrario, en el pie humano el dedo gordo no se separa y además llega tan lejos como los otros dedos, con los que se alinea. Es el pie humano el que ha cambiado. En resumen, mientras que los pies de los simios nos recuerdan a unas manos, el pie humano no se parece en absoluto a una mano, aunque tenga los mismos huesos que los pies de los demás primates.Para ilustrar estos aspectos relacionados con biomecánica y anatomía comparada la exposición cuenta con los primeros tratados dedicados a estos temas, procedentes de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid.

El último tramo de la exposición enciende los focos sobre la presencia en el mundo del arte a partir de obras procedentes de los fondos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y de diversos artistas contemporáneos, que tienen como elemento principal, o muy señalado, esta importante región anatómica.

La exposición, cuya museografía ha sido realizada por Elisa Sanz, escenógrafa que cuenta con numerosos premios -de ellos siete Max- termina con un espacio dedicado al calzado y sus adaptaciones al clima y, cómo no, como soporte del simbolismo humano, en el que tienen un destacado protagonismo piezas procedentes del Museo Nacional de Antropología de Madrid. Una exposición antocovid