La labor de la Policía Nacional y la colaboración ciudadana, con un alto grado de perspicacia, han dado como resultado la detención en la capital ribereña de dos hombres, de nacionalidad georgiana, cuando se encontraban en medio de un intento de robo en el interior de una vivienda de la plaza Marceliano Santamaría, en el barrio de la Estación de Aranda de Duero, en la tarde del pasado domingo. La casualidad hizo que los habitantes del piso, que se encontraban de viaje fuera de la localidad, regresasen antes de tiempo y sospechasen al ver luz en su casa desde la calle a través de una de las ventanas. "Tuvo el coraje de subir a casa y, al comprobar que se escuchaban ruidos en su casa, fue cuando llamó a la Policía", explica una vecina en el portal del bloque de viviendas.
La forma de actuar de este tipo de cacos es muy limpia. Después de estudiar los movimientos de sus víctimas potenciales, aprovechan sus ausencias para entrar en las viviendas y llevarse objetos de valor de pequeño tamaño y fáciles de dar salida, como el dinero y las joyas, por lo que es casi imposible que se puedan recuperar los objetos sustraídos en este tipo de robos. Además, tienen gran destreza a la hora de abrir las puertas forzando las cerraduras, sin dejar ningún rastro ni en el sistema de apertura ni en la madera.
Cuando llegaron los agentes y entraron en el domicilio, pillaron in fraganti a los ladrones, logrando desbaratar sus intenciones y deteniéndoles con las manos en la masa. Esta circunstancia puede ser crucial de cara al proceso que comienza con su puesta a disposición judicial, lo que se producía en las últimas horas. Estos individuos no llevaban encima en el momento de su detención ni documentación ni dispositivos electrónicos que facilitasen su identificación, ni mucho menos establecer relaciones con posibles cómplices del robo. Esta forma de actuar es habitual en miembros de bandas organizadas y la Policía Nacional baraja la hipótesis de que los detenidos puedan estar relacionados con hasta nueve asaltos a domicilios arandinos, todos ellos localizados en el barrio de La Estación desde antes de las pasadas fiestas navideñas.
SORPRESA EN EL VECINDARIO. La operación policial se desarrollaba de manera rápida y sin levantar demasiada expectación. "Yo no me enteré de nada, porque mi casa da al otro lado", reconoce un vecino del bloque, que tiene hasta once alturas. "A mí me han dicho que cuando entraron estaban enredando con la caja fuerte, mira tu si sabían dónde tenían que entrar", apunta una mujer.
Los distintos robos tienen a los vecinos preocupados y, en cuanto sale el tema, ya está la conversación asegurada. "Yo ya llevo oyendo de varias casas a las que han entrado", comenta uno de los vecinos del bloque. De hecho, esta comunidad de propietarios ha convocado una reunión extraordinaria donde se plantearán colocar cámaras de vídeo vigilancia en el portal y el garaje. "Pues a mí me entraron también a robar, pero fue este verano, no sé si serían los mismos, pero lo que es muy triste es que por aquí no se ve a ningún policía patrullar", lamenta una mujer.