Cook y Renfroe, directores de una sinfonía perfecta

CARMELO PALACIOS
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Veteranía y talento. Criterio y ritmo. Omar Cook y Alex Renfroe interpretan con maestría desde el puesto de base lo que necesita el Hereda San Pablo en cada momento. Son la pareja de moda.

Omar Cook y Alex Renfroe dirigen con maestría al Hereda San Pablo Burgos. - Foto: Luis López Araico

Cuando Ferran Bassas dijo adiós y se apostó por no renovar a Bruno Fitipaldo, la incertidumbre se adueñó de buena parte de la afición del Hereda San Pablo. El catalán había explotado en Burgos con una temporada sensacional y el uruguayo, sin llegar a tener la regularidad esperada, dejó muestras de su indiscutible talento. Parecía complicado que la dirección deportiva pudiera encontrar dos jugadores de tanta calidad en una posición tan sensible como la de director de juego. Sin embargo, el anuncio del fichaje de Alex Renfroe a principios del verano y de Omar Cook semanas más tarde trajo la calma. Eso sí, había una duda razonable en cuanto a su rendimiento por las 32 primeras del primero y, sobre todo, por las 38 del segundo. En este inicio de campaña, ambos se han encargado de disipar cualquier desconfianza con actuaciones de altísimo nivel. Mano a mano y sin pedir permiso se han convertido en la pareja de moda tanto en la ACB como en la Basketball Champions League (BCL).

La fluidez con la que hoy juega el equipo burgalés y la rápida adaptación a lo que demanda Joan Peñarroya se debe en gran parte a la capacidad para entender el juego de estos ‘viejos rockeros’. Entre los dos, suman más de 12 asistencias por partido en la Liga Endesa y 18 en la Champions, cifras que les sitúan entre los mejores pasadores de las dos competiciones y que colocan al San Pablo como la escuadra que más comparte el balón en el torneo doméstico con una media de 20’5 asistencias.

La incorporación de Renfroe a las filas azulonas estuvo motivada por una petición expresa de Joan Peñarroya, con quien había compartido banquillo en Manresa hace apenas dos campañas. El americano encajó a las mil maravillas con el catalán y no ocultó en la presentación su devoción por su entrenador: «Cuando me llamó, fue fácil decidirme. Pienso que es un gran técnico. Es muy directo, sabe lo que quiere y te lo dice. En cierta manera, estoy en Burgos por él».

Renfroe cambió de santo. Pasó del Zenit de San Petersburgo, que la campaña anterior jugó Euroliga, al San Pablo. Una incorporación de lujo para la plantilla azulona, un hombre con pasado en clubes como el Baskonia, el Barcelona, el Galatasaray o el Bayern de Múnich.

Peñarroya supo sacar lo mejor de él en Manresa y en Burgos lo está volviendo a lograr. Su regularidad es espectacular. Solo en un partido no ha llegado a los dobles dígitos de valoración y cuenta con una media 17.7 créditos, lo que le coloca como el octavo mejor de la liga hasta el momento.

Tiene una capacidad innata para elegir la mejor opción. Sabe cuándo tirar de tres, cuándo realizar su clásico cambio de ritmo para penetrar y en qué momento buscar a sus compañeros. A parte de sus 11.8 puntos por partido, hay que sumar 6.7 asistencias, el segundo que más pases reparte, solo por detrás de Dani Pérez (Manresa). La jugada de continuación que tanto él como Cook hacen con los grandes, especialmente con Dejan Kravic, se ha convertido ya en ‘marca de la casa’.

Para el recuerdo quedará el encuentro del pasado jueves ante el UCAM Murcia, en el que batió su propio récord y se convirtió en el jugador que consigue más valoración en la historia del San Pablo. Sus 23 puntos, siete rebotes y 11 asistencias le valieron para irse hasta los 36 créditos.

Dilatada trayectoria. La historia de su compañero de fatigas guarda ciertas similitudes con la suya. Cook posee también una dilatada trayectoria. Llegó a jugar en la NBA con los Portland Trail Blazers y los Toronto Raptors antes de llegar a Europa, donde pasó, entre otros, por el Estrella Roja, el Unicaja, el Valencia y el Baskonia.

Su aterrizaje en Burgos fue más casual que el de su compatriota. El Gran Canaria decidió no contar con él a última hora y el San Pablo aprovechó la oportunidad de mercado para llevarse a uno de los mejores pasadores de la ACB. 

A sus 38 años y tras una década en la Liga Endesa, nadie dudaba de su talento, pero sí de su rendimiento con semanas de dobles jornadas. «Desde hace tres años sigo una dieta que me recomendó mi mujer y me encuentro mejor que cuando era joven», aseguró Cook a este periódico el día de su llegada.

Dicho y hecho. Su rendimiento está siendo magnífico. Más allá de las estadísticas, que le sitúan como uno de los mejores asistentes de la liga y de la Champions, su manera de marcar el ritmo y buscar soluciones dota de una sobriedad tremenda al ataque del San Pablo. Es un director de orquesta de los de antaño, cuando la figura del base tirador no estaba tan instaurada. Encuentra huecos imposibles con el ‘timing’ perfecto en vez de buscar continuamente la canasta rival. Una ‘rara avis’ en el baloncesto moderno.

Aunque a veces parece que le da miedo tirar, es capaz de ser letal cuando los suyos lo necesitan y lo demostró en el compromiso más transcendental de la temporada y de la historia del club. Clavó tres triples casi consecutivos en la final de Atenas que ayudaron a que la balanza se decantara a favor de los burgaleses. Una actuación que quedará grabada para siempre en la memoria de la ciudad.

Cada uno con su estilo particular, Renfroe y Cook están moviendo con maestría la batuta de una orquesta que cada vez suena más afinada. Ganador de la pasada edición del Champions y quinto en la Liga Endesa con un balance de siete victorias y tres derrotas, poco más se le puede pedir a un equipo que hace cinco años jugaba en LEB Oro. Tanto uno como otro han entendido rápidamente lo que su entrenador quiere de ellos  y están consiguiendo ser mejores y hacer mejor a sus compañeros. Son una de las claves del éxito de este Hereda San Pablo.