El renacer de la Bien Trazada

S.F.L.
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El Ayuntamiento acoge hasta el martes una exposición, compuesta por fotografías, planos y documentos, que explica los cambios urbanísticos a los que se ha sometido Briviesca desde la Edad Media

El renacer de la Bien Trazada

Entre los siglos XI y XIV, Europa experimentó un renacimiento de los núcleos urbanos y una mejora de la vida de sus habitantes debido a la prosperidad agrícola, al aumento de la población y a la reactivación del comercio. Briviesca también sufrió ese cambio cuando, en 1305, Doña Blanca de Portugal adquirió el señorío sobre los barrios y decidió realizar una replanificación de la urbe.

Todos los conocimientos sobre los cambios que ha vivido la urbe hasta hoy en día se pueden adquirir en la exposición ‘Cambios urbanísticos en la bien trazada’, ubicada en la sala de exposiciones del Ayuntamiento hasta el martes. En la muestra, compuesta por fotografías, planos, documentos y un vídeo, el visitante podrá hacerse una idea de cómo fue Briviesca en el siglo XIV o los límites que tenía.

Los primeros pobladores de la Virovesca Autrigona ocuparon desde el 750 a.C. los que hoy se conoce como el Monte San Juan. Allí fue donde se desarrolló la vida de la ciudad hasta su traslado a la actual ubicación en el siglo XIV. Ese movimiento se llevó a cabo porque se pensó que así se ganaba en seguridad y además se acercaba a un cauce. Para favorecer la defensa del enclave y controlar la entrada y la salida de los habitantes, se construyó una cerca.

Durante el primer siglo tras la planificación, se fueron parcelando y ocupando varias zonas, como las cercanas a la colegiata de Santa María o la iglesia de San Martín. Otro edificio destacado en la Briviesca medieval fue el alcázar, un conjunto fortificado cuya silueta sobresalía del resto de la villa. 

En la exposición se puede contemplar un documento de1325 -escrito en pergamino- en el que se dio licencia para demolerlo por su mal estado. También se construyó un canal artificial de agua proveniente del río Oca, que cruzaba el asentamiento de norte a sur. En esta época, Briviesca ya contaba con al menos tres molinos.

El privilegio rodado concedido por el rey Fernando IV a la entonces villa de Briviesca -que data de 1299- forma también parte de la muestra. El documento recoge la evolución de la ciudad y se trata de una pieza de gran relevancia histórica porque permite conocer hasta dónde llegaban los términos de la localidad, constituida por aquel entonces por barrios distantes.

Durante los siglos posteriores y ya en la Edad Moderna se añadieron elementos que hoy en día se pueden reconocer como la Casa Salamanca, Abad Rosales, complejo de Santa Clara, Torre Soto y Sandoval o el Palacio de los Sotos Guzmán. 

La historia avanza y será a partir del siglo XIX, del que destacan sus transformaciones sociales y económicas, cuando se suceden una serie de avances urbanísticos, en especial los relacionados con la salubridad. 

Se dictan normas higiénico-sanitarias para controlar la epidemia de cólera o una circular sobre la gripe, enfermedades que acababan con las vidas de muchísimas personas. Asimismo, se construyó un matadero municipal y se ubicó en las inmediaciones del actual centro de salud. 

Tras comprobar que existía una necesidad innegable de mejorar la salubridad de los vecinos, en un acta de 1854 se acordó trasladar el cementerio municipal a un lugar más distante y ventilado que sobre ser de reducidas dimensiones e indecoro en una población de tanto vecindario se halla a corta distancia de 12 o 15 varas de las murallas de la villa, en una situación plana con el peligro de infección para la población.  El 31 de julio de 1856 se bendice el nuevo camposanto, más de un siglo después de la orden dada por Carlos III en 1787 para que se construyeran en lugares alejados de la población.

Una de las mayores preocupaciones de Briviesca a lo largo de la historia se trataba del abastecimiento de agua. En 1900 se traía del manantial de la Fuente de Salud, que pese a no ser de muy buena calidad, resultó suficiente para los vecinos. En la exposición aparece un plano del año 1906 en el que se aprecia el sistema de alcantarillado. El cauce Molinar también se fue cubriendo poco a poco. 

Dentro de los planos y proyectos de la exhibición se encuentra el de la urbanización del Paseo Norte, donde se levantaron viviendas. Todos los documentos forman parte del Archivo Municipal de Briviesca y la técnico, María Jesús Olivares, se encarga de hacer la visita.

ALGUNOS PROYECTOS NUNCA SE EJECUTARON.

Durante el siglo XX se redactaron múltiples proyectos, unos con un fin práctico, que fueron los que se llevaron a cabo, y otros con una filosofía más bien ligada a la ideología de la época. En 1946 el Ayuntamiento briviescano vio la posibilidad de construir 125 viviendas ultrabaratas destinadas a aquellos trabajadores que, por sus míseros jornales y sus chozas inmundas, buscaban en la taberna un poco de satisfacción y la alegría que sus hogares no les proporcionaba. Pretendían ubicarlas en La Vega y nunca se llegó a ejecutar. 

Otro de los más destacados recogía la idea de construir un gran monumento en honor a los caídos por el bando nacional en la Guerra Civil. En 1955 el equipo de gobierno, liderado por Marino López-Linares González, vio la oportunidad de edificarlo, pero todo ello quedó en tan solo la colocación de una piedra, donde aparecía un listado con todos los hombres que perdieron la vida en el conflicto. 

Tal desagradable resultaba en los años 30 la porquería que se depositaba en las calles de la ciudad, que en 1931 se determinó levantar unos baños públicos, para así concienciar a los vecinos que los excrementos, o bien se hacían en casa, o en un lugar apto para ello. La idea nunca se ejecutó porque en ese momento el Consistorio no disponía de  cuartos suficientes para afrontarlo. 

En la exposición se pueden ver los documentos que acreditan la intención de la puesta en marcha de los trabajos e incluso los planos.