La víspera del 6 de mayo de 1975 había nevado. El 17 de mayo de 1977 llovió. El tiempo ocupa siempre un espacio importante en las crónicas de romerías y tradiciones pero no resulta los más destacado para quienes en los 70 escribían sobre la rogativa de la Tabera en Diario de Burgos. Quizás porque quien firmaba la crónica era forastero, enviado especial desde la capital, se quedaba con el mismo titular.
«Lo mejor de todo no es el juego en sí, claro. Lo bueno, lo verdaremante agradable, es que circulando dinero (y hasta mucho dinero) sobre los tapetes improvisados y circunstanciales, Briviesca no guarda recuerdo de ningún incidente desagradable.Un alma buena (femenina ella) nos dijo que se trata de un milagro de la santa», aunque el periodista prefiere «achacarlo al espíritu cordial y cívico del briviescano medio» y encabeza su crónica en 1975 con ‘el arte de perder con alegría y ganar con elegancia’.
Tres años antes, J.Salgado ya apunta esa idea en otro reportaje a página completa y profusión de fotos -siempre de Fede- en la que llueven flores sobres los «caballeros sin tacha, nobles, alegres y deportivos» que juegan «sin que el ganar o el perder altere su semblante». Compara ese lance con la romería delRocío, en la que quienes discuten se abrazan y quedan como hermanos al grito de ¡Viva la Blanca Paloma!.«Enla Bureba no es preciso gritar ¡Via Santa Casilda para quienes juegan -que son todos- queden como hermanos».
Más fotos:
A falta de Google, Salgado tira de biblioteca para elucubrar sobre porqué se ruega enSanta Casilda y recuerda que el Decameron de Bocaccio también se inspiró en una epidemia. Menos duda tiene con la paella, aquel día obra de cocinero de octava generación, y que considera una innovación de la fiesta introducida por el alcalde MarinoLinares en los tiempos en que el arroz estaba racionado (años 50).