La noche del domingo en Miranda se vio alterada por una oleada de quema de contenedores. En menos de una hora, ardieron seis en diferentes puntos de la ciudad. Aunque no se ha podido identificar a los autores, las fuerzas de seguridad sospechan que la actuación fue ejecutada por varias personas de forma coordinada, por el tiempo transcurrido entre los incendios y la distancia entre las calles en los que se produjeron. 

La acción más llamativa tuvo lugar en Ramón y Cajal, donde se atacó el contenedor de papel, que ha quedado totalmente calcinado. Ayer mismo ya fue retirado del lugar a la espera de que llegue el repuesto. En el resto de puntos, los contenedores quemados fueron los de basura orgánica, y en mayor o menos medida, todos han sufrido daños. En total, el Ayuntamiento tendrá que gastar 11.400 euros en reponer las islas o reparar los desperfectos. 

La administración local ha condenado públicamente este tipo de actos vandálicos, a la espera de que la investigación pueda aportar algo más sobre lo sucedido, y sobre todo, sobre los autores. 

La quema de contenedores se inició justo después del toque de queda, entre las 22.11 y las 23.10 horas. Es el intervalo que transcurrió desde que Policía Local recibió una llamada alertando de que estaba ardiendo un contenedor en Condado de Treviño, hasta que llegó el último aviso, casualmente en la misma calle y a escasos metros del primero. En ese tiempo, habían sido objeto de las llamas dos contenedores en Santa Lucia, otro en Ramón y Cajal y uno más en Alfonso VI. 

Por ahora, las fuentes oficiales optan por la prudencia a la hora de valorar los hechos, aunque algunas voces sospechan que guardan relación con los incidentes registrados en los últimos días en otras ciudades del país en protesta por el toque de queda, así como con la concentración convocada hace una semana en Miranda para mostrar el rechazo a las restricciones, detrás de la que estaban desde grupúsculos de extremaderecha hasta negacionistas de la pandemia. 

Por las redes sociales circulaban ayer imágenes y vídeos de los incendios, aunque todos registraban ya cuando las llamas devoraban los contenedores, por lo que no aportan muchas pistas sobre los posibles autores de los actos vandálicos.