Luis Sáez, obra gráfica

I.L.H.
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Once dibujos y litografías del pintor burgalés, fallecido en 2010, se exponen en Chicote. Pertenecen a la colección personal de su sobrino, Carlos Sáez, que ha decidido desprenderse de ellas

La obra de mayor formato está hecha a carboncillo y canté negro. - Foto: Patricia

Un dibujo de un chico de espaldas pintado del natural durante su época de estudiante en Madrid, con la anotación del profesor («más oblicuas las costilla») y el 9 de nota que le puso; unas litografías sobre Burgos que fueron hechas en el molino del Morco de los Fournier, o una obra de gran tamaño que parece un boceto que está fechada en los años 70, cuando Luis Sáez empezaba a incluir senos y fragmentos de cuerpo en sus obras.

Su sobrino Carlos Sáez, artista y coleccionista por vocación, ha decidido exponer y también prescindir de once piezas de obra gráfica de su tío por cuestiones de espacio y para que otros puedan disfrutar de estos cuadros restaurados y enmarcados:«Para superar esta obsesión coleccionista -una suerte de adicción objetual- lo mejor es ir desprendiéndose de gran parte de ellas; no hay una vía más elegante (salvo la donación) de desprenderse de estas obras», apunta el también pintor e hijo de pintor.

Su 'obsesión' coleccionista, como ha denominado a la exposición que mantiene en Enmarcaciones Chicote(plaza Francisco Sarmiento), comenzó con el regalo de un dibujo a color pintado en los años 70 con varias técnicas: grafito, lápices de colores, tinta china y aguadas, y que es una de las obras expuestas: «Ha estado mucho tiempo en el salón de mi casa, estuvo enmarcado de una forma, lo cambié... me lo dio en el estudio de mi padre, que fue su anterior estudio, y desde entonces ha permanecido a mi lado».  

De esa época es la obra de gran formato que decíamos podía ser un boceto agrandado. Está pintado a carboncillo con toques oscuros de conté negro y está fechado en 1972. Estuvo también en el estudio del pintor durante muchos años y desde hace también unos cuantos formaba parte del legado de Carlos, que con el tiempo ha ido adquiriendo otras, como las litografías sobre Burgos que compró a un particular o los dibujos anatómicos que adquirió a la Fundación Secretariado Gitano. 

Porque junto al dibujo del chico de las costillas (que se exhibió en la muestra dedicada a los 222 años de la Academia de Dibujo) hay otro de la misma época de estudiante y en sanguina de un hombre recostado en una cama. Destaca también una obra de contenido religioso estampada en el molino del Morco y un cartel de una de las exposiciones más importantes: la que realizó en 1969 en la galería madrileña Juana Mordó, «la más importante y vanguardista de la época».

Las piezas se han historiado para exponerlas y ponerlas a la venta y los precios oscilan entre los 380 y los 3.300 euros.