Peligra el museo del ferrocarril por una traba burocrática

R.C.G.
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El Ayuntamiento lleva más de un año atascado en la constitución de la fundación que impulse el proyecto y las otras dos partes piden una solución urgente para no desistir

Peligra el museo del ferrocarril por una traba burocrática - Foto: Raúl Canales

El museo del ferrocarril lleva más de un año atascado en un trámite burocrático. El problema radica en la constitución de la fundación que integrarían el dueño de la colección, el Ayuntamiento y Fundación Coral, ya que según los informes técnicos esta fórmula limita la aportación económica municipal. Aunque se están buscando soluciones, la realidad es que el proyecto ha vuelto a encallar cuando por fin parecía que se había encontrado el mecanismo para hacerlo realidad  tras varios intentos fallidos. Y si esta vez también se fracasa, puede ser la definitiva.

"Estas cosas desgastan porque pones toda la ilusión y ves que va pasando el tiempo y no se avanza", asegura José Luis Solana, quien por ahora se niega a tirar la toalla pero advierte que los próximos meses serán decisivos para el futuro del proyecto. "Como muy tarde en septiembre quiero que nos sentemos para encontrar una alternativa porque no podemos eternizarnos en el punto de partida", afirma.

La Fundación Coral que preside es la que rescató el museo para la ciudad porque el propietario de la muestra ya había anunciado su intención de construir, pagado de su bolsillo, uno más pequeño en Ircio.  La participación de esta entidad en el proyecto es esencial ya que es el nexo de unión entre las partes y porque aportará una suma importante del dinero necesario. Además en los últimos meses ha entablado contacto con otras entidades para conseguir fuentes de financiación y más fondos para la muestra. Por ejemplo, un centro de estudios históricos del ferrocarril de Madrid está interesado en realizar donaciones de material, igual que la empresa Talgo, "pero si después de un año no hemos sido capaces ni de crear la fundación necesaria para empezar, no puedes seguir dando pasos en el aire", lamenta Solana.  

La idea es levantar un recinto de 3.000 metros cuadrados en una parcela existente entre la estación de tren y el colegio Cervantes, en el que además de salas para exponer piezas se disponga de una playa con vías para colocar máquinas reales. Se trata de un proyecto ambicioso que requerirá una inversión cercana a los dos millones de euros, cifra que la administración local no puede asumir con fondos propios. Por este motivo fue vital la entrada en escena de la Fundación Coral, que ya ha promovido otras obras benéficas como la recuperación de La Picota.  

Sin embargo no está resultando fácil dar forma legal a la colaboración a tres bandas. Las conversaciones entre las partes implicadas es fluida pero de momento la voluntad mostrada por todas ellas de llevar adelante la propuesta no ha cristalizado, y sobre el museo del ferrocarril se cierne nuevamente la amenaza de quedarse en el cajón de proyectos que nunca verán la luz.  El equipo de gobierno asegura que se están estudiando otras alternativas a la fundación (mecanismo que ha dado buenos resultados en otras entidades locales como el CTM) y también Fundación Coral y el promotor se resisten a abandonar, pero el tiempo pasa sin que de momento se encuentre una salida. El impulsor del museo, Julio García, cuenta con una colección única que ha ido adquiriendo a lo largo de décadas y en la que figuran tanto piezas de trenes españoles como de tranvías, metros y otros anchos que circulan por Europa. Por falta de lugar, algunos objetos los ha tenido que donar a salas de otras ciudades ,ya que a pesar de su predisposición a donar la muestra, durante años cada intento de impulsar el museo ha chocado con la imposibilidad de encontrar un emplazamiento. Cansado de negativas y de enfrentamientos con la administración local, hace algo más de un año anunció su intención de levantar un edificio en Ircio para poner parte de la exposición, pero la aparición de Coral le hizo cambiar de opinión. García agradece la implicación de Solana porque "está haciendo un gran trabajo y si no fuera por él yo hubiera ya desistido" pero tiene claro que "la pelota ahora está en el tejado del Ayuntamiento". No se marca plazos, pero no esconde que "todo tiene un límite".