«Las cosas son totalmente diferentes a como se han contado. Soy simplemente un coleccionista»

R.P.B. / Á.M. / Burgos
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El burgalés acusado de traficar con obras de arte robadas estudia con un abogado emprender «acciones» legales • «Esto es algo que se me escapa», confiesa

La urbanización ‘Los Molinos’ de Los Tomillares es un remanso de paz: apenas hay trajín, y salvo por algún vehículo estacionado, cualquiera podría pensar que se trata de una de esas zonas urbanísticas deshabitadas por la crisis.Sin embargo, uno de sus chalés sí registró en los últimos meses un movimiento insólito. «Llegaban continuamente furgonetas cargadas con muebles. Yo sí que pensaba: madre mía, esta gente no termina nunca de amueblar la casa», decía esta semana uno de los vecinos de P.N.E., propietario de ese chalé que esta semana ha sido protagonista de las páginas de sucesos tras conocerse que fue detenido en diciembre por la Guardia Civil acusado de contratar a los autores de varios robos en iglesias de la provincia y de recibir el botín por estos cosechado. Cuando, en el transcurso de la ‘Operación Sanctuarium’, los agentes de la Benemérita procedieron a entrar en la vivienda de este acomodado barrio de Castrillo del Val, encontraron decenas de piezas de arte sacro; un inventario que alcanzó las 200 obras sumando las halladas en otra vivienda que el sujeto, que no tiene antecedentes de ningún tipo, posee en la capital burgalesa.

DB consiguió el pasado jueves contactar con él, ya que, tras pasar varios días en prisión, fue puesto en libertad bajo fianza. Apenas quiso hacer declaraciones.Manifestó que está estudiando con su abogado «tomar acciones legales» porque «las cosas son totalmente diferentes como se han contado.Soy simplemente un coleccionista y me he encontrado con esta aventura y tengo que defenderla. Esto es algo que se me escapa. Nunca me he visto en una situación como ésta. No quiero dar ningún paso en falso», apostilló en referencia a que prefería consultar con su letrado antes de ofrecer a la prensa un relato detallado de su versión.

Según ha podido saber este periódico, P.N.E., de 45 años, goza de una buena posición económica, con un buen trabajo vinculado al sector de la automoción, hecho que acredita la posesión de dos residencias. La de Los Tomillares, además, se ha construido recientemente bajo su supervisión. «Será un coleccionista, pero no es un restaurador», aseguraba a DB uno de los expertos a los que la Guardia Civil mostró las piezas que se encontraron en poder del investigado.Al parecer, se hallaron obras que habían sido rehabilitadas toscamente.

En la colección de  tallas, cruces, cuadros religiosos, peanas, columnas, sagrarios, iconos o libros antiguos que le decomisaron había de todo. Desde piezas de escaso valor a otras «muy interesantes», en palabras del citado experto, caso de un relicario y de la cornisa de un retablo de los que, como del resto de piezas, se está intentado encontrar el origen. «Este tipo de coleccionistas hacen mucho daño al mundo del arte. El problema es que el tráfico de obras a través de internet lo facilita a la vez que complica su detección», apunta uno de los expertos consultados por este periódico.

Tres robos resueltos

La ‘Operación Sanctuarium’ ha permitido esclarecer tres robos: los cometidos en las iglesias de Caborredondo, Revillagodos y Villamorico, toda vez que las piezas en ellas sustraídas fueron encontradas en posesión del coleccionista. Asimismo, fueron detenidos A.H.E., de 24 años, y N.J.B., de 23, como los autores materiales de esos robos. Como los responsables de Patrimonio de la diócesis de Burgos apenas pudieron identificar más piezas que las correspondientes a los templos antes señalados, la Benemérita ha iniciado un trabajo de reconocimiento con párrocos, sacristanes y alcaldes de pueblos con el fin de que puedan reconocerse las obras.

Teléfono ciudadano

En este sentido, para quienes sospechen que entre las piezas interceptadas pueda encontrarse alguna de su propiedad, la Guardia Civil ha puesto a disposición de los ciudadanos el teléfono 947 244 144, extensión 444. Por su parte, los expertos en arte que colaboraron en los registros se afanan ahora por inventariar, tasar y acreditar el origen de las piezas. Los efectos más antiguos, que también son los de más valor, datan de los siglos XV, XVI yXVII.