Los vecinos que nunca fallan

I.P.
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35 voluntarios de la zona de Huerta de Rey constituyen un grupo para ayudar a las personas mayores con covid o en cuarentena a realizar labores cotidianas, la compra o adquirir medicinas

Marta Esther Rodríguez (i.) y Katherin Ríos son las promotoras de la iniciativa. - Foto: DB

Marta Esther Rodríguez vive en Araúzo de Miel, pero es asturiana, de Oviedo, donde residen sus padres, ya con 80 años. Éstos, como tantos otros, están llevando como pueden, más mal que bien, la pandemia. Son ellos los más sensibilizados, porque se ven los más vulnerables y por ello, son también los que se están quedando en casa, los que tienen miedo de salir hasta a comprar el pan, por temor a un contagio que se les complique con cualquier otra patología propia de la edad.

Ese pensamiento rondaba día tras día la cabeza a Marta, sentía a sus padres desvalidos en estas circunstancias, no poder estar cerca de ellos y pedir la compra por internet para que se la llevases a casa... Y pensó que al igual que ellos, otros muchos pasaban y vivían las mismas situaciones. De ahí surgió la idea de constituir un grupo de voluntarios para ayudar a los mayores de la zona básica de salud de Huerta de Rey, sobre todo a los que se han contagiado y no pueden salir de casa en un par de semanas, a los que tienen que hacer cuarentena o a los que tienen miedo a salir de sus casas porque son grupos de riesgo.

Marta es consciente de que todas estas personas necesitan ayuda. Quién mejor, se dijo, que sus propios vecinos para echarles una mano. Comentó la idea con algunas madres de los niños del colegio y con otros vecinos y todos aplaudieron la iniciativa, así que, junto a Katherin Ríos Arias, vecina de Huerta de Rey, comenzaron a mover el asunto con buzoneos, en las redes sociales y en los grupos de whatsapp del colegio, y ya son 35 los voluntarios que conforman este grupo de ayuda a los mayores de esta zona básica de salud, que engloba a las localidades de Huerta de Rey, Araúzo de Miel, Araúzo de Torre, Araúzo de Salce, Brazacorta, Hinojar, Arandilla, Coruña del Conde, Doña Santos, Peñalba de Castro y Quintanarraya.

También contactaron con todos los ayuntamientos, a los que han enviado los carteles con el ofrecimiento y todos se han mostrado colaboradores. Desde los consistorios de Huerta y de Araúzo de Miel, pusieron a sus disposición el material que necesitases, las fotocopiadoras y hasta los alguaciles por si los necesitan.

El cartel lo dice todo, apelan a la solidaridad y aseguran que es el momento de la buena vecindad. También dan un número de teléfono para que las personas que se encuentren dentro de ese grupo de mayores necesitados se pongan en contacto y pidan lo que precisen, es decir, hacer tareas cotidianas como la compra, sobre todo el pan y los productos de primera necesidad, ir a la farmacia a recoger medicamentos e, incluso, charlar un rato por teléfono, algo que siempre es bien recibido sobre todo por los mayores que viven solos.

Hasta ahora son cuatro los ancianos que se han puesto en contacto con los voluntarios y prácticamente lo que se ha hecho son esas tareas mencionadas anteriormente, explican Marta, que recuerda que en estas zonas la realidad es distinta a las ciudades, «aquí no tenemos servicios a domicilio, un restaurante a la vuelta de la esquina que nos pueda traer la comida o la compra». Los cuatro beneficiados han sido tres vecinos de Huerta y uno de Arauzo de Miel. 

Pero en todos los pueblos saben de esa iniciativa, lo que sucede también es que en algunos casos estas personas tienen cerca familiares o vecinos que ya venían realizando esas tareas cuando aquellos no podían salir de casa. Y eso que en la primera ola de la pandemia, la zona básica fue una de las que mejor se comportó de la provincia, sin casos, no así en esta segunda, donde ya se han multiplicado y hay contagiados o personas en cuarentena por contacto directo con afectados. 

Ambas voluntarias creen que de seguir así, aumentará el número de mayores que van a necesitar que se les ayude y esa treintena de voluntarios de todos los pueblos están ahí para ayudar, pero ¡ojalá!, dicen, no sean muchos los que llamen porque eso significará que tampoco están contagiados, aunque lo cierto es, añaden, que en esta segunda fase, los datos son más preocupantes y hay más contagiados, y hasta familias enteras que han tenido que hacer cuarentena porque, por ejemplo, un escolar ha estado en contacto con un positivo, o se ha producido transmisión comunitaria, bien por familiares o vecinos. Para todos, ellos, en todo caso, los buenos vecinos, están disponibles.