Con la incredulidad todavía reflejada en su mirada, el joven empresario que veía arder su taller mecánico el viernes en el incendio de la calle Logroño que calcinó junto a su nave otras dos más, se acercó ayer para estar presente mientras los especialistas en siniestros con fuego de la Policía Científica realizaban su trabajo en el interior de lo que hasta hace tres días era su negocio recién estrenado. Mohamed Lebna acudió acompañado de su mujer, al igual que hizo el viernes por la tarde y el sábado y el domingo. «Estamos sin dormir, sin saber lo que pasa ni nada, esperando a ver si nos dejan entrar para ver lo que se puede salvar», explica sin dejar de mirar hacia la puerta de un taller que abría hace cuatro meses. «Es todo una mierda, con lo que ha costado arrancar y ahora que empezábamos a tener clientes, otra vez de cero», se lamenta.
En varias ocasiones, a veces solo y otras acompañado por alguno de los agentes del equipo de investigación de la Policía Nacional, Lebna se acercaba a la puerta de su nave, pero sin poder entrar más allá de dos metros. «Me he asomado un poco pero no podemos entrar, está el tejado medio tirado también, por seguridad me imagino que no dejarán entrar», comenta con la incertidumbre como sentimiento más presente. «Tampoco sé hasta dónde ha llegado el fuego, no nos queda otra que esperar, todo el mundo nos dice lo mismo, a esperar a que acaben ellos», se consuela a sí mismo en voz alta, refiriéndose a los especialistas policiales.
Entre sus muchas preocupaciones, una son sus clientes, porque el incendio le sorprendió con cuatro vehículos en el interior de la nave. «He pedido a la policía a ver si podía entrar para poder coger el portátil, que no sé tampoco si se ha salvado, porque tengo ahí los datos de todos los clientes, ya se habrán enterado por las noticias pero quería llamarles», explica (...).
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