Nueva vida ecológica en Santa Cecilia

I.P.
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Santiago Elena y Mónica García cambian su piso de Madrid por la casa que les ha construido la Cooperativa Ecosocial Lerma, una vivienda 100% reciclable, construida con mortero de cal, madera y aislamientos de corcho

Mónica, profesora de Infantil, y Santiago, ingeniero agrícola, en la cocina-salón donde juegan Dani y Clara. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

Sopla el viento en el alto del Campamento, como se conoce este paraje entre los vecinos. Hasta hace unos meses, ahí no había más edificio que el depósito del agua. Ahora, se levanta una casa de planta baja, pero no pequeña, con cocina-salón, cuatro habitaciones, dos baños, sala de calderas y un hermoso porche, con acceso desde la cocina y cara al sur, desde el que se divisa hasta el Valle de las Mamblas, además de todo el pueblo de Santa Cecilia, allí a sus pies. La vivienda tiene 122 metros construidos, pero la finca unos 5.000, terreno suficiente para que poco a poco se vaya completando la residencia con merendero, piscina, zonas ajardinadas... Es la idea que tienen Santiago Elena y Mónica González. Ellos son los propietarios de la casa, construida en una finca que le ha cedido a Santiago su padre.

Como tantos otros, este joven matrimonio, padres de dos pequeños, Daniel, de 5 años y Clara, de 2, y a la espera el próximo mes de julio de un tercer hijo, decidió tener en el pueblo su propio hogar para disfrutar de sus estancias en vacaciones y fines de semana. Pero ahora que tienen la casa terminada, que han instalado la cocina, encargado los muebles y que disfrutan planificando la decoración y los próximos proyectos para la finca, han dado un giro a esa intención y han decidido tomarse un respiro, dejar Madrid durante un año e instalarse en el alto del Campanario. 

De hecho, aprovechando la semana pasada su presencia en el pueblo para revisar las obras con el constructor la vivienda, ya han inscrito a los niños en el colegio Pons Sorolla de Lerma. La idea es que el bebé nazca en Madrid y trasladarse después ya al pueblo y comenzar aquí una nueva vida. Santiago está entusiasmado, pero teme que a su mujer le cueste adaptarse, aunque a ella también le apetece el cambio; también ha influido la covid en la decisión, porque en el pueblo hay más libertad.  «De momento un  año, después ya se verá», dicen. Eso sí, ella, que es profesora de Infantil, aunque en estos momentos está de baja por el embarazo, afirma convencida que aprovechará ese curso para prepararse las oposiciones, «Si me dejan estos tres», añade refiriéndose a los dos niños que corretean por su nueva casa y al que está por venir. Reconoce que ya se ha hecho a la idea y que le atrae, «no es lo mismo vivir en un piso en Madrid que tener aquí una casa con tanto espacios y tenemos Lerma y todo cerca, creo que los niños estarán mejor y, además tenemos aquí a los padres de Santi que siempre te pueden echar una mano», añade.

Por su parte, Santiago, ingeniero técnico agrícola, trabaja en una multinacional de semillas, lo que le obliga a viajar muy a menudo, «lo mismo me da ir desde aquí que desde Madrid», añade. Lo que no le asusta en absoluto es la educación de los niños, ni por un curso ni por muchos más que fueran. «Yo he vivido en el pueblo siempre, he ido al colegio y al instituto en Lerma y me ha ido muy bien, he hecho la carrera y hablo dos idiomas, así que no me ha ido tan mal viviendo en Santa Cecilia, y también los centros rurales tienen otras ventajas. «Hay que dejar atrás los prejuicios, y es verdad que en los pueblos faltan servicios, pero tenemos Lerma a 5 minutos donde hay prácticamente de todo», añade Santiago, que recuerda que conoció a su mujer a través de un amigo común de Villalmanzo. Juntos, además, se marcharon un año a vivir a Inglaterra, «vi que era la única forma de aprender bien el inglés», dice él, que tras regresar, encontró en Madrid su actual trabajo.  

Materiales biodegradables. Pero esta historia no es solo la de una pareja más que decide buscar en el pueblo la calidad de vida de la que no disfruta en Madrid. Es también la de su casa y la de quienes la han construido. Esta vivienda no está construida al uso, sino que tiene unas características especiales, por su estructura, materiales, concepto de sostenibilidad, modelo de futuro y porque es la primera completa que ha ejecutado la Cooperativa Ecosocial Lerma, una empresa formada por  5 socios, cada uno especializado en un oficio, constructor, soldador, carpintero, electricista, fontanero... que hace unos años se unieron para realizar proyectos integrales de viviendas sostenibles, ecológicas y autosuficientes energéticamente. Funciona en régimen de cooperativa y las decisiones son asamblearias.

Alberto García es uno de los socios de la cooperativa de trabajo, dedicada a la bioconstrucción, con Mariano Ramos, José Luis García, Nazaret  Corral y Juan Antonio del Álamo. Además tiene 2 empleados ante la demanda de trabajo.  Hasta ahora han trabajando en reformas de tejados, fachadas, aislamientos, y la de Santa Cecilia es su primera casa completa que construyen. A la vista, explica Alberto, es una casa normal, pero su singularidad es que está levantada con productos ecológicos, naturales y 100% reciclables. Por otra parte, es autosuficiente con energías renovables,solar-térmica, solar-fotovoltaica y biomasa que se complementan para agua caliente, luz y calefacción, ésta de suelo radiante.

En cuanto a los materiales, en la construcción no se ha utilizado cemento ni yeso, sino morteros de cal y fibra de madera para tabiques;  toda la estructura es de madera y el aislamiento con aglomerado de corcho. Las pinturas son también  de cal y pintura silicato para el exterior.  Todos esos materiales hacen que sea una casa transpirable, que no produce ni humedades ni condensaciones. En breve comenzarán otra casa igual, pero más grande en la provincia de Palencia, y quieren hacer en una finca que tienen, una vivienda modelo con huerta ecológica para mostrar las nuevas formas de construir y vivir.