La Feria del Libro continúa adelante. La pandemia obligó su traslado de la primavera, su fecha habitual, al otoño y la Asociación Provincial de Libreros ya hace tiempo que se puso el mono de trabajo para, en palabras de su presidente, Álvaro Manso, celebrar un encuentro lo más parecido posible al de siempre, aunque la época y las circunstancias introducen algunos cambios. 

La 44 edición se desplegará del 20 al 29 de noviembre y abandonará el paseo del Espolón para asentarse en el Monasterio de San Juan. Las casetas de los libreros, que participarán más que el año pasado, y de las instituciones ocuparán la zona de la iglesia para defenderse de la lluvia y controlar el aforo y se levantará una carpa en la plaza para la realización de actividades. Este será uno de sus escenarios porque también barajan utilizar la Biblioteca Pública y los otros espacios que brinda el cenobio como el patio recién cubierto y la sala capitular. Compartirán además sinergías con el Salón del Libro Infantil que, en principio, se mantendrá en el claustro buena parte del mes de noviembre. 

El programa aún se está elaborando y apurarán hasta el último minuto, por lo cambiante de la situación, pero sí manejan un boceto con citas para todos los públicos, presencia de autores nacionales y firmas de los escritores locales. Contemplan dedicar sendas jornadas al cómic, la ilustración y la novela histórica -que sustituirá el ciclo Encuentros Literarios Históricos- y realizarán, sí o sí, un guiño a Miguel Delibes en su centenario. 

Y, por supuesto, se aplicará el 10% en las compras y solo en las que se realicen en el recinto ferial, un aliciente, sobre todo con la Navidad a la vuelta de la esquina.