Cerámica que vuela y fluye

I.L.H.
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Las mujeres y los seres alados de Raquel Condado y los contenedores de agua hechos con torno de José Luis Ramos comparten hasta el 13 de octubre la sala del Consulado del Mar

Aunque la exposición es de ambos, han decidido presentar de manera separada sus piezas: en la primera parte Condado y en la segunda Ramos. Foto: Luis López Araico

Trabajan con un material consistente y denso como la cerámica, y sin embargo, Raquel Condado y José Luis Ramos optan por dotar a su obra más reciente de un carácter volátil y ligero. La coincidencia no es premeditada porque aunque ambos comparten taller y, ahora, una exposición centrada en la obra realizada durante 2020, cada uno trabaja sus piezas de manera independiente. Y así también han querido presentarlas en la sala del Consulado del Mar.
La primera parte corresponde a Raquel Condado, que en el confinamiento vio estancada durante algunas semanas su creatividad. Cuando recuperó las fuerzas continuó el modelado de mujeres y seres alados que ya venía desarrollando. Aunque con matices, o al menos con otra carga simbólica. «Son ángeles y personas que cuidan, que tienen a su cargo menores o llevan a su espalda otro tipo de mochilas», señala mientras resalta el carácter intimista y femenino de las piezas.
Junto a eses seres cuyos brazos están preparados para coger altura, que se van transformando como si evolucionaran en su propia vida, Raquel Condado ha pintado en cerámica varios desnudos de mujeres: «Es como despojarlas de todo y dejar únicamente lo esencial, por eso también presentan un aspecto relajado». Todas ellas llevan sus respectivas peanas de cerámica «para dar espacio y protagonismo a las figuras, que a la vez dejo sin rostro para que tengan cabida todos». Por último, dos bebés con mascarilla aluden directamente a la época en la que han sido creados.
Las esculturas y cuadros están modeladas en gres y gres chamotado y decorados con engobes y pigmentos, salvo las que presentan un aspecto brillante, que han sido realizadas con la técnica del rakú. 

Sólido y líquido. En la segunda parte de la sala José Luis Ramos trata de atrapar y retener el agua antes de que se le escape entre los dedos, de que se volatilice evaporándose o se transforme en otra cosa. Lo hace con los mismos materiales y técnicas que Condado, y además recupera el torno. Así ha creado una serie de contenedores en forma de cuba, cuencos y recipientes.
Hay contenedores de cerámica sujetados por seres mitológicos, cuencos místicos y cuadros en los que el agua fluye por los esmaltes. Y también piezas más delicadas elaboradas con porcelana de Limoges, donde los peces disponen de líquido para nadar... y brillar. 
La exposición compartida se puede visitar hasta el 13 de octubre, en horario de tardes de 19 a 21 horas de martes a sábado, y en horario de mañana de 12 a 14 horas, sábados y domingos.

ARCHIVADO EN: Limoges, Cerámica
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