Esos árboles que nos acompañan, en la disciplina del huerto o la libertad del bosque. Incluso las cepas que en su desnudez nos muestran la autenticidad de su naturaleza. Los distintos elementos de los jardines que diseñó y cultivó nos recuerdan la amplitud y las cualidades de Jorge y los casi infinitos motivos para tenerle presente».
Este emotivo e ilustrativo texto preside la exposición que en memoria del desaparecido poeta, paisajista, músico y agitador cultural burgalés Jorge Villalmanzo y coincidiendo con el primer aniversario de su sorpresiva muerte a los 51 años protagoniza en Cultural de Caja de Burgos de Aranda de Duero la artista ribereña Concha Díez Valcabado.
Una muestra «a un año de ausencia» de un amigo al que Díez Valcabado conoció cuando éste tenía 18 años y estaba inmerso en la fundación del grupo poético Atlantes junto a autores como Tino Barriuso y con quien no ha perdido el contacto a lo largo de todos estos años.
La artista de Valcabado de Roa confiesa que en la última época se ha sentido atraído temáticamente por los bosques y, en esta época de poda, por las cepas desnudas «y forzosamente me acordaba de toda aquella labor que hizo tan amplia, sobre todo diseñando jardines, y la relación que mantenía con todo el mundo potenciando todo aquello que estaba bien».
Para la ocasión Díez Valcabado ha reunido un total de 31 obras en los que la naturaleza es el hilo conductor y con los paisajes de la zona como leitmotiv. Una selección en la que priman los bosques de su pueblo natal, incluyendo algún árbol «civilizado» que emerge en un huerto semi abandonado,  o la autenticidad que emana de la desnudez de las viñas antes de la eclosión primaveral. Un conjunto armonioso en el que deja entrever sus influencias impresionistas,  en una personalísima interpretación del paisaje castellano, sin alejarse de la figuración pero con una gran fuerza y carga cromática.
La exposición permanecerá abierta al público hasta el día 27 de mayo y en la inauguración contó con la presencia con el hermano de Jorge, el artista Julio Villalmanzo, la que fuera su última pareja, la pintora María José Castaño y un grupo de amigos.
Julio, agradecía este tipo de actos que han venido sucediendo a lo largo de todo el año para recodar la valía humana de una persona que era un auténtico referente para muchos «que es lo que sembró y es lo que está recogiendo».
Respecto a la obra de Díez Valcabado, que contemplaba por primera vez, destacaba su colorido, el oficio y la técnica patentes en la profundidad y el cromatismo y advertía al visitante que «hay detalles que no hay que perderse porque son de un gran nivel».