La falta de precipitaciones no afecta a la siembra de cereal

ICAL
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A pesar de ello el sector advierte de que si no llueve en los próximos diez días, la producción cerealista de la Comunidad este año podría ser "catastrófica"

La falta de precipitaciones no afecta a la siembra de cereal Foto: Javier Pozo

La escasez prolongada de lluvias en uno de los inviernos más secos que se recuerda y con una primavera incipiente que por ahora parece no tener visos de hacer gala del carácter lluvioso que se le presupone, no ha dificultado la siembra de cereal en Castilla y León, pero empieza a preocupar a los profesionales del campo que temen que la cosecha se vea afectada. La ausencia de precipitaciones retrasó algunas siembras pero no provocó mayores problemas y eso permitió alcanzar niveles similares a años anteriores, con cerca de dos millones de hectáreas sembradas de cereal tras una reducción respecto al año pasado de apenas 12.500 hectáreas, lo que supone un 0,64 por ciento menos respecto a 2018.

El informe de avance de superficies y producciones de cultivos del Ministerio de Agricultura y Ganadería cifra en 1.953.924 la estimación de hectáreas de cereal sembradas este año en Castilla y León frente a las 1.966.500 sembradas un año antes. La mayor parte del terreno corresponde al trigo, con casi 868.000 hectáreas, seguida por la cebada, con 767.000 hectáreas. Una superficie menor ocupan otros cereales como es el caso de la avena (107.580 hectáreas); el centeno (92.355); el maíz (92.323) y el triticale (27.345).

En relación al año pasado, la disminución del número de hectáreas sembradas de cereal alcanza las 12.576 en Castilla y León, con las mayores caídas en el caso de la avena (6.698 hectáreas menos), del trigo (8.273) y el centeno (2.302). Por el contrario, experimentaron ligeros crecimiento el maíz (4.044 hectáreas), la cebada (3.503) y el triticale (150 hectáreas).

Por provincias, las estimaciones apuntan a que este año es Burgos la que contará con mayor superficie de cereales, con 378.698 hectáreas, seguida por Valladolid (320.487), Palencia (296.990) y Soria (218.171). Las menores superficies se dan en los casos de Segovia (163.123),Zamora (160.081), León (157.051), Salamanca (153.124) y Ávila (106.199).

Respecto al año pasado, la superficie sembrada descendió especialmente en el caso de León, con más de 13.000 hectáreas menos; en Zamora (7.495 hectáreas), en Burgos (1.879) o en Valladolid y Segovia, con alrededor de un millar de hectáreas menos en ambos casos. Solo en Soria crecieron las hectáreas, en más de 8.600, mientras que en el resto de provincias tuvo una tendencia al alza pero muy ligeramente.

Por cultivos, la distribución es muy dispar en función de la provincia de la que se trate. Mientras que Ávila y Zamora se mantienen en un discreto lugar en cualquiera de los cereales de la Comunidad, Burgos encabeza la siembra de Trigo, con 221.075 hectáreas; Valladolid la de cebada, con 182.750; Palencia la de avena, con 29.600: Soria la siembra de centeno, con 18.200 hectáreas; y Salamanca la de maíz y triticale, con 15.914 y 5.250 hectáreas respectivamente.

Retraso en la siembra

El presidente de Asaja, Donaciano Dujo, reconoció a Ical que las lluvias de noviembre provocaron retrasos en la siembra de cabada, que está “muy retrasada” porque hubo que esperar “a finales de diciembre o principios de enero”, algo que se ve agravado por la falta de agua de este final de invierno que genera “incertidumbre y tensión” de cara al resultado de la cosecha prevista para este año que requiere de una “buena primavera” para conseguir unos resultados óptimos.

En relación a la disminución en 12.000 hectáreas en la siembra de este año, Dujo insistió en que “no es nada” en una Comunidad que ronda los dos millones de hectáreas de cereal sembrados, que “al final es lo que vale”, independientemente del cultivo del que se trate. “Que vayan unas pocas hectáreas más de trigo o de cebada, depende de cómo coincida el año anterior”, explicó.

El coordinador de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, incidió en que las siembras se hicieron “más o menos bien” aunque quizá con cierto retraso respecto a otros años, aunque en cualquier caso “en buenas condiciones” y ahora se requiere de lluvia que ayude al cultivo, por el momento algo “retrasado”, si bien apostilló que “no es algo definitivo”. 

Lluvia generalizada

Palacín no ocultó la preocupación ante la falta de lluvia en las últimas semanas, aunque aseveró que la situación no tiene nada que ver con la importante sequía sufrida hace dos años. “No es tan preocupante de momento, pero es que el cereal es un cultivo que se hace muy deprisa y se va muy deprisa”, explicó. “Lo que parecía que no iba a ser casi nada, empieza a llover y recupera, y la cosecha puede ser extraordinaria”, aclaró.

Por eso, el campo espera ansioso la llegada de lluvias generalizadas en el plazo de diez o 15 días para ‘salvar’ una cosecha ante la que hay cada vez mayor inquietud, en especial en la zona norte de la Comunidad. “Si llueve dentro de una semana o diez días, se podrá salvar o recuperar”, pero en el caso de que se prolongue más en el tiempo, puede llegar a ser “irreversible” en algunos casos.

Sin embargo, si llueve en las próximas semanas y los meses de abril y mayo acompañan, podría llegar a hablarse incluso de “un año extraordinario”, pero aclaró que por el momento existe “una incertidumbre total” porque será más adelante cuando pueda decirse si la campaña puede ser “buena o catastrófica”, concluyó.

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