Rubalcaba, todo por el partido

SPC
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El que fuera secretario general del PSOE entre 2012 y 2014 lideró algunos de los episodios más relevantes de la Historia de España

Todo por el partido Foto: Oscar del Pozo

En mayo de 2014, Alfredo Pérez Rubalcaba participa en una reunión del Círculo de Economía en Sitges (Barcelona); ha anunciado ya que en verano abandonará la Secretaría General del PSOE; los empresarios le elogian, el entonces portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, le elogia... y él ironiza: «Los españoles enterramos muy bien». Rubalcaba era así y así era su relación con rivales políticos y compañeros de partido. Temido -y odiado- por muchos, pero admirado por prácticamente todos, a los que lograba seducir y conquistar con su inteligencia, donde unos veían a un gran orador y hábil negociador, otros percibían en él a un hombre maquiavélico e intrigante.
Velocista en su etapa universitaria, se transmutó en corredor de fondo en política, actividad en la que entró tras la muerte de su amigo Enrique Ruano, detenido por la Policía de Franco, y en la que, a lo largo de cuatro décadas, lo fue todo, todo menos presidente del Gobierno. Durante 21 años fue diputado, estuvo 17 en la Dirección de Ferraz, 11 en el Ejecutivo y dos al frente de la Secretaría General de su partido.
Ingresó en el PSOE en 1974 y tras la llegada de los socialistas al Gobierno en 1982, ocupó diferentes cargos en el Ministerio de Educación, del que fue nombrado ministro en junio de 1992.
Desde este cargo promovió la Ley de Reforma Universitaria (LRU) y la Ley Orgánica de Ordenación del Sistema Educativo (Logse).
En las legislativas de junio de 1993, fue elegido por primera vez diputado por Toledo, y un mes después fue designado ministro de la Presidencia y de Relaciones con las Cortes, cartera de nueva creación.
Tras los comicios de marzo de 1996, repitió como parlamentario, esta vez por Madrid.
En el 35 Congreso del PSOE, celebrado en junio de 2000 y durante el cual José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general, pasó a integrar el Comité Federal. Y es que, Rubalcaba siempre estuvo considerado uno de los referentes del partido.
Después de los comicios generales de marzo de 2004, celebrados tres días después de los sangrientos atentados de Madrid y en los que el PSOE se alzó con la victoria, obtuvo escaño por Cantabria y posteriormente fue designado portavoz del PSOE en el Congreso.
Desde este cargo, desempeñó un papel crucial en la estrategia del Gobierno para garantizar los apoyos parlamentarios que le permitieron sacar adelante normas como la Ley Orgánica de Educación o la reforma del Estatut.
En abril de 2006, y con motivo de la primera remodelación de Gabinete de Rodríguez Zapatero, fue nombrado ministro del Interior. Asumió esta Cartera en pleno proceso de pacificación tras el alto el fuego permanente declarado por ETA el 22 de marzo de 2006.
Renovó su escaño, esta vez por Cádiz, tras las elecciones de marzo de 2008, y también se mantuvo al frente de Interior.
Trabajador infatigable, su labor se vio interrumpida en marzo de 2011, cuando tuvo que ser ingresado en la UCI por una infección tras una biopsia de próstata.
El 11 de julio de ese año dejó el Ejecutivo para concurrir a las primarias socialistas que elegirían al sucesor de Zapatero. En las generales del 20 de noviembre posterior sufrió una fuerte derrota ante el PP.

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