Los palanganeros de Sánchez andan haciendo el pino puente y pregonando que el PSOE no ha cambiado de criterio respecto al Sáhara. Que sigue siendo el mismo que en 2008. Al menos es lo que dijo el portavoz de la Ejecutiva Federal del Partido Socialista, Felipe Sicilia. Son muchas las casas del pueblo que lucirán aún proclamas de Sáhara libre, pero ya se sabe que cuando la realpolitik atropella presuntas convicciones hay que poner cara de circunstancias y aguardar a que escampe. Y es que, de ser como ha dicho que ha sido el cargo de Ferraz, no tendríamos que habernos enterado de la posición del gobierno español gracias a los voceros del gobierno marroquí. Fue terminar de leer la carta de Pedro Sánchez el rey Mohamed VI y hacerla pública, antes de que desde la Moncloa pudieran decir esta boca es mía. 

En un ejercicio de ingenuidad galopante, este que suscribe espera que el día de la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso para dar explicaciones sobre el giro saharaui cuente a sus señorías, y al conjunto de la ciudadanía, las verdaderas razones de esta pirueta diplomática. Hasta qué punto la presión de Estados Unidos y otros países europeos, más cercanos a Rabat que a Argel, obligó a Sánchez a cambiar décadas de neutralidad para dejar tirados a los saharauis. No estaría de más que entre las explicaciones incluya también aquellas por las que menospreció a la parte podemita de su Ejecutivo, que tuvo que enterarse del cambio de criterio por los medios. A estas alturas de legislatura, las herederas de Iglesias ya no saben si ir a los consejos de ministros o pasarse solo por el Ministerio a últimos de mes para recoger la nómina. 

Tal y como se cotizan los principios, no es de extrañar que todos nos hagamos marxistas, pero de Groucho, por supuesto.