Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Relativicemos

15/03/2021

Igual no suena bien pero, a veces, puede que sea inteligente no tomarse la vida muy en serio: me explicaré.
No propongo frivolizar con lo que nos sucede, pero sí poner mucho de lo que vivimos en el lugar adecuado. Pongo un ejemplo: podríamos tomarnos menos en serio la política, de hecho no nos merece mucho respeto tal y como la practican sus protagonistas, pero muchos viven de ella, otros construyen sus principios vitales sobre ella e incluso no pocos han dado su vida por ella. Pero morir por una bandera, por los sagrados e inmutables valores nacionalistas de un pueblo o por la veracidad de la única religión verdadera, es cuestionable. En el siglo XXI podíamos plantearnos asuntos más inteligentes. 
No pretendo ofender a nadie con estas afirmaciones, pero si algo conviene aprender es que no hay nada inmutable, lo inmutable se momifica y la vida es dinámica, cambiante, individual y colectivamente y, en ese dinamismo, a la inmutabilidad le quedan pocos resquicios. Incluso nuestro Universo se encuentra en expansión permanente, nos lo enseñan los físicos, y donde parece haber materia inerte hay millones de partículas en movimiento conformando y atravesando esa materia. 
Me gusta el fútbol, pero no hay que tomárselo en serio. Que aficiones rivales se citen para darse de bofetadas con el resultado de algún muerto, es para mirárselo, parece que necesitamos morir por algo o por alguien y no es necesario morir por nadie sino que hay que vivir por todos. 
La cultura popular habla del vaso medio lleno o medio vacío, cada cual elige si dramatiza o no, si trasforma en drama o acepta lo que sucede, si se toma todo muy en serio o relativiza. Sólo la muerte no se puede relativizar, es lo más contundente, pero hay margen en todo lo demás, de hecho cuando aparece la muerte, lo demás desaparece.
Concluyo: si en lugar de dramatizar relativizáramos, la vida sería más liviana, más llevadera, menos pesada, y no costaría tanto cargar con la mochila, incluso puede que fuéramos capaces de descargar pesos del pasado que se han quedado acartonados como si fueran parte de ella. Con dudas inteligentes, tomaríamos menos en serio nuestras certezas y fluiríamos pausadamente, al compás de la vida. 

ARCHIVADO EN: Política, Siglo XXI, Religión