Hay fechas de acontecimientos históricos que marcan nuestra vida. Seguro que se acuerda -si es que había nacido- de dónde se encontraba cuando supo que en España se estaba dando un golpe de Estado el 23-F de 1981. Fijo que recuerda qué estaba haciendo cuando dos aviones atravesaron las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S (2001) y seguro que también sabe hacia dónde iba la mañana que se produjo el atentado más sangriento de la historia en Europa, aquel triste 11-M en Madrid del que esta semana se han cumplido ya 17 años.
El caso es que el 23-F yo no estaba aún en proyecto, el 11-S estaba estudiando un examen de Economía que tenía al día siguiente y el 11-M me encontraba en Madrid, pero justo esa mañana había decidido no ir a clase. A partir de ahora añadiré una fecha más a mi calendario histórico vital. ¿Dónde estaba el día que se declaró la pandemia? o ¿cuándo me di cuenta de lo realmente grave que era la situación que estábamos viviendo? Lo cierto es que la declaración de la pandemia el 11 de marzo del año pasado me pilló trabajando, justo para darles esa noticia, pero cuando realmente me di cuenta de que la situación era grave fue al día siguiente, cuando nos mandaron a trabajar a todos a casa.
Mañana hará un año de la declaración del estado de alarma. Tampoco creo que se nos olvide, ni a mí ni a nadie, en muchos años, porque tenemos muy claro y muy presente donde estuvimos los días siguientes: confinados en nuestros hogares. Ahí arrancó un período de 98 días o tres meses y seis días que desembocaría en la nueva normalidad...
Un año después de empezar esta pesadilla quiero pensar en dónde estaré en una fecha del futuro... Es imposible concretarla pero yo me veo poco menos que en Bora Bora, al sol, sin mascarilla, con una piña colada en la mano y cantando, abrazando y besando a la gente que quiero. Ese día será histórico de verdad.