Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Metaverso

11/05/2022

La postmodernidad, que es lo que nos ha tocado, es un tiempo cavernoso, como diría el viejo Platón. Vivimos un momento caracterizado por la exaltación de los sentidos, el gobierno de las emociones por encima del pensamiento. Un tiempo para agilipollar profusamente al personal.

La alegoría de la caverna mostraba a un grupo de hombres encadenados de espaldas a una pared contemplando las sombras -asombrados- que otros proyectan por encima del muro. La paradoja, contaba Platón, residía en que si uno de los cautivos consiguiera escapar, salir de la cueva y ver tanto la realidad como el engaño de las sombras, y volviera para liberar y abrir los ojos de sus compañeros, estos no le creerán y lo matarán.

Cuando me lo explicaron en bachillerato, inmediatamente me pregunté quiénes serían aquellos canallas que encadenaban al resto y les mantenían asombrados… ¿Qué pretendían? ¿Qué buscaban? ¿Cómo se beneficiaban de aquel alumbramiento de falsedades? 

Vistas las cosas hoy, no hace falta ser un lince para ver cuán platónicas son nuestras vidas, cómo hemos permitido que las sombras sustituyan a la realidad, que nos determinen las desconcertantes gilipolleces que se dicen en las redes sociales, que nos desborden las fake news… No tenemos tiempo para leer y reflexionar porque tenemos que subir la foto de cómo va la operación bikini, estar pendientes de que no se nos pase un like … Alimentamos un estado de indignación permanente a base de reenviar crasas mentiras, tan increíbles que van acompañadas de fotografías o vídeos probatorios, solo que son vídeos de otro sitio, de otra gente, de otra historia... Sumemos los mensajes recibidos por red privada, sin ambages de enmierde puro y trazo grueso. Todos, claro, sobre supuestas trapacerías que hace el gobierno, el ministro de turno, el independiente X, pero que, por supuesto, no vamos a ver en la prensa. Sombras y más sombras…

Con Zuckerberg anunciando el paradisíaco metaverso -espacio para una fabulosa vida virtual, sin limitaciones o carencias en la que, pagando, el avatar podrá tener y hacer de todo, y que dejará inanes los cuerpos y carteras de los enganchados al invento-; con Elon Musk comprando twitter, no sabemos bien para qué…, resuenan con fuerza los lemas del orweliano Ministerio de la Verdad, de 1984: la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza. Y así nos va (e irá).
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