Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Bello y Burgos

11/05/2022

José Bello Lasierra, conocido en el ámbito de las Letras como Pepín Bello, residió en Burgos durante los años siguientes al final de nuestra incivil guerra. Perteneció a aquella Generación del 27 para la que la Residencia de Estudiantes de la madrileña calle del Pinar fue costa batida por un oleaje de lúcida juventud, un oleaje de agua embrabecida para transformar horizonte y paisaje. Allí amigó con todos, especialmente con Dalí, con los hermanos Buñuel y con Lorca, el que lo llenaba todo como lo resumía bien Jorge Guillén al decir que cuando estás con Federico no hace frío ni calor, hace Federico. Allí, Pepín, divertido y creativo, aglutinó todas esas personalidades tan pronunciadas. 

Llegó la guerra y si Bello supo del daño de las cornadas al morir su amigo Ignacio Sánchez Mejías en el 34, fue en el 36, con los fusilamientos, las muertes , los exilios y el desmoronamiento de aquella España soñada por Giner De Los Ríos, el momento en que percibió la extensión del dolor y de la sombra. En un exilio que en su caso fue interior, sin pasaporte, viene a Burgos donde estaba otro de sus hermanos y con él empieza un negocio de peletería en Castañares (LOBEL, juego con las letras de su apellido) hasta su cierre en 1953 cuando vuelve a Madrid para iniciar otro proyecto con su amigo Antonio Garrigues y reanudar su vida social porque del Burgos que conoció solo recuerda soledad y frío. Seré yo -decia luego- pero cada carácter tiene su sitio. Y digo yo que serían él y el sitio, en esos años en que todo y todos los que alma tenían, sobrevivían arrastrando los cascos del alma rota por el delirio pasado y la resaca profunda y duradera. El caso es que su soledad solo la alivió el trato con el chófer que le desplazaba entre Burgos y Castañares, el alterne con Chalo Sebastián, primer marido de Mª Teresa León y enamorado hasta el final, y cierta amistad con algún comerciante del centro, especialmente Campo. Y por supuesto también, la amistad epistolar. En 1952 escribió una carta a su amigo Alfonso Buñuel, para contarle un imaginario y surrealista viaje de Wagner (Wagner nunca vino a España) a Castañares, en Burgos. Wagner fue pasión musical de muchos de la Residencia, entre ellos Pepín y Luis Buñuel, hermano de Alfonso, cuya música aparece en varias de sus películas. El texto, Visita de Richard Wagner a Burgos, es una delicia que editó la Residencia de Estudiantes en 2009.