Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


Ayuso y la aspiradora

30/11/2020

Hubo un tiempo en el que los líderes políticos que no eran ni catalanes ni vascos clamaron sin descanso por el ‘café para todos’ (en realidad, lo del brebaje nació con un joven Adolfo Suárez cuando siendo gobernador civil de Segovia en 1968 hizo ver al Caudillo el papel que podía tener esta provincia en la descongestión de Madrid, logrando que fuese calificada como de ‘acción especial’). Hubo un tiempo, decía, en el que Castilla y León peleó con uñas y dientes contra las ‘vacaciones fiscales vascas’, el tipo reducido del Impuesto de Sociedades que empleaban las diputaciones forales, junto con  otros beneficios a empresas, porque suponía una competencia desleal que perjudicaba claramante a esta región. La aplicación de tipos reducidos a las industrias asentadas en el territorio vasco, unida a ventajas tributarias que no había en las Comunidades limítrofes, hizo mucho daño a provincias como Burgos y llevó a los dirigentes del PP a sacar su artillería pesada contra esos incentivos. Europa los acabó tumbando.   
Hubo un tiempo, más bien varias campañas electorales, en las que los candidatos del  Partido Popular vendieron a los ciudadanos de Castilla y León la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones a fin de ‘igualar’ el sistema fiscal de este territorio al de otras regiones y de paso evitar la fuga de contribuyentes. Pero la pandemia, es decir el gasto extra por la covid, fue la excusa perfecta para dejar la promesa en el congelador.
La España de la descentralización ha dejado claro que no tod@s jugamos con las mismas cartas. Que hay situaciones de desigualdad y desequilibrios que es urgente cambiar. Que la armonización fiscal, eso de lo que tanto se ha hablado esta semana tras el preacuerdo alcanzado por el Gobierno de coalición con ERC para eliminar las ventajas tributarias en la Comunidad de Madrid, es necesaria y deseada para no perjudicar siempre a los mismos. Lo han reclamado los líderes de los dos grandes partidos en buena parte de las regiones para poder competir en igualdad de condiciones y evitar que la parte más golosa del pastel se la queden los de las trampas. O se busca un equilibrio recaudatorio o la aspiradora de Madrid seguirá succionando al resto, dejando a la España vaciada más tiesa que nunca.
Es hora de hacérnoslo mirar.